Arte realizado en frágil material de pliego

Se ultiman los detalles en el taller de trajes de papel

Trajes de papel

Un año más, los trajes de papel volverán a brillar con luz propia dentro del Carnaval. Por ese motivo, los cerca de veinte integrantes del taller de confección de estas obras de arte realizadas con el frágil material de pliego están ultimando todos los detalles para que el próximo domingo todos estén listos para ser lucidos.

Este año, según han manifestado para este rotativo estas peculiares costureras del papel, se están realizando un total de ocho trajes y aunque no han querido adelantarnos ningún detalle con el fin de mantener el misterio hasta el final, lo que sí han asegurado es que la ilusión con la que se trabaja es mayor cada año, hecho en el que radica la superación y el elevado nivel que año tras año derrochan estas creaciones.

Previstas de tijeras, pegamento y mucha imaginación las manos expertas de este taller de auténticos carnavaleros se afanan en realizar un trabajo en el que se cuida hasta el más mínimo detalle, porque es precisamente de detalles de lo que se nutren estas verdaderas joyas.

Sin horarios y con mucha paciencia los diseños creados por Ernesto García, coordinador de este concurso, van convirtiéndose poco a poco en realidad. “Todos aportamos nuestro grano de arena”, aseguran orgullosos los miembros del taller, para los que no hay mayor gratificación que el aplauso del público que atónito no comprende como estos maravillosas disfraces, dignos de estar realizadas con la mejor de las sedas, pueden estar compuestos únicamente de papel.

El amor por nuestra fiesta se observa precisamente en el local donde se reúnen cada día. El intenso frío no es impedimento para trabajar sin pausa, intercalando, en muchos de los casos, el trabajo realizado aquí con la elaboración de los trajes de sus propias peñas.

Este concurso cuenta, además, con el patrocinio de casas comerciales aguileñas cuyo interés cada año es mayor y prueba de ello es el aumento el número de empresas que se interesan por subvencionar alguno de los trajes.

Se trata de un espectáculo único y diferenciador, junto a la Mussona o la batalla de cascarones, de nuestro Carnaval y, precisamente, en esa diferencia es en la que radica el éxito de un concurso que tiene su origen en el año 1983 y que, tras un paréntesis de varios años sin realizarse, fue retomado por la Federación de Peñas hace ya ocho años .

Además, desde hace varias ediciones los diseños son lucidos también durante el desfile aunque lo ideal, y esta es una opinión también compartida por los integrantes del taller de trajes de papel, “es que pudieran ser expuestos en un lugar, donde todos pudieran verlos de cerca, disfrutando con los detalles y descubriendo sus secretos”.

Una labor, la de las veinte personas que hacen posible este magnífico concurso, que responde, aseguran entre sonrisas, “al amor al arte” y que, desafortunadamente, es efímera ya que el gran volumen de estos trajes impide que puedan ser conservados una vez concluido el Carnaval.

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