No pasamos una

Siendo como somos no es de extrañar que nos tiremos los trastos a la cabeza treinta días de cada mes. A veces hasta treinta y uno. Y es que llevamos mucha mala leche, para dar y tomar. Bueno, unos más que otros, que a todo hay quien gane. Por ejemplo , es difícil ganarle a los jueces esos que intentan joder a Garzón, sí hombre, los nietos de los falangistas que tanto mataron hace setenta años a los españoles de la otra banda, la banda de los legales, de los del gobierno elegido por el pueblo. Y es que parecía mentira que los herederos de esa panda de cabrones todavía coleen. Y sigan intentando joder a la peña en el culo de un juez, aclamado por el pueblo, pero que se ha empeñado en sacar de las fosas a los republicanos que los abuelos de la fachada, de la falange para más señas, se cargaron en las tapias de los cementerios. Incluido un poeta homosexual. Hay cosas que era mejor no remover, siendo como somos, ya digo. Eso en Alemania, no jodería tanto; más que nada porque allí casi nadie tiene huevos a presentarse como nazi; sin embargo, aquí unos cuantos miles de zumbados todavía se vanaglorian de ser seguidores franquistas y falangistas. Manda huevos. Y como está feo que a los abuelitos, por muy cabrones que hubieran sido, se les vilipendie y se les desentierren a los muertos que dejaron con un agujero en la nuca, pues se busca el modo de mantener su buen nombre perjudicando al juez Garzón, que quería sacar fiambres a tutiplén. Esas cosas es España no son posibles, que somos muy puñeteros los unos con los otros, que somos viscerales y no nos pasamos una ni viviendo en la misma calle. No sé, vamos a dejar pasar aunque sea unos doscientos años más, a ver si con el paso de los años y varios cambios de generación, se apaciguan los humores. Joder que tenemos más mala leche que un empleado de Iberdrola, que cuando les haces trabajar por una urgencia no te lo perdonan en la vida. Lo que es ser funcionario de una gran empresa, que cobras seguro pero cuanto menos trabajes mejor, al fin y al cabo la empresa también prefiere, como todos sabemos, perjudicar al consumidor antes que hacer trabajar a un iber-funcionario. No hay más que llamarles para una incidencia y ver cómo te aturden hasta agotarte, hasta aburrirte. Algún gilipollas de algún gobierno les autorizó a maltratar a los consumidores, a aprovecharse de una posición de privilegio. Y desde luego hacen honor a la fama que tienen y al desprecio que se van ganando dia a dia. Así que, entre falangistas manteniendo el buen nombre de los cabrones de sus abuelos y empleados incívicos, nos llevamos una mala leche diaria que “pa qué las prisas”.

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