De espaldas a la mar

El otro día me contaba, navegando, un pescador historias de la mar, del día a día de ese trabajo que los aguileños hemos tenido tan cercano, durante toda la vida. El caso es que muchos de los aguileños de infantería aún viven de espaldas a ese mar que tan cerca tenemos, aunque vivas en Las Molinetas, al norte de nuestro pueblo, en el punto más alejado de la costa. Sí hombre, allí donde algún malvado envió a los pescadores, al barrio conocido de los ídem, al punto más alejado de la bahía, al final de la calle Murcia, en las calles Virgen del Carmen, Estrella del Mar y Rosa de los Vientos, con Cabo Cope cerrando el barrio por el norte puro. Al menos, el legislador tuvo el buen gusto de regalarles nombres significativos después de llevárselos tan lejos, el jodío.

Y eso es una pena porque el mar puede dar diversos placeres para divertirnos mucho y a todas las edades. A los más pequeños les da esa libertad con la que se pueden enfangar en arena y agua salada sin que nadie les reprima. A los adolescentes les puede abrir horizontes que las calles y edificios no les dejan vislumbrar, a veces ni imaginar, casi como si fueran de Lorca.

Otra cosa era donde estaban antes, los pescadores de Aguilas digo, en el Barrio Colón, con la bahía a sus pies, con la preferencia de recibir la brisa de poniente antes que nadie y presenciar, en primera fila, los atardeceres que no podemos ver la mayoría de los aguileños del casco urbano, más que nada porque no le dedicamos esa media hora cada día, cada tarde, a eso de las 6.

En Aguilas, se vive todavía de espaldas a la mar. Es absurdo, pero la mayoría no la disfruta y eso que para nosotros es gratis, que no tenemos que viajar para llegar hasta ella, que sólo hay que cruzar un par de calles y te zampas en alguna de las dos impresionantes y redondas bahías que la madre naturaleza nos dejó en herencia, para su disfrute y custodia. Y parece que ni la hemos custodiado muy bien, urbanísticamente, ni la hemos disfrutado lo suficiente.

Allá nosotros. Tenemos un pueblo especialmente hermoso en su línea de costa, más aún cuando vas, te embarcas y la puedes ver desde el mar, navegando entre 100 y 500 metros paralelo a la costa puedes apreciarla aún más.

Y eso es algo que cualquiera puede hacer, todos tenemos un amigo con un barco, un pescador conocido que, o nos vende las gambas baratas o nos puede dar una vuelta en barco. Una ventaja que no todos tienen de la Cuestajuanrabal para arriba.

Para los que están tan alejados de nuestras raíces como para no contar con un íntimo pescador o marinero, amigo o familiar lejano, también quedan posibilidades.

Me acabo de enterar que se ha puesto, por primera vez en Aguilas un recurso para navegar: se ha establecido una empresa de charter náutico.

O hablando en castellano, un marinero aguileño alquila ahora su barco, para que los de tierra adentro (de la Colonia y el paseo Parra para arriba) naveguen, y les lleva a la carta: al Cabo de Gata o a Cartagena, o a las Baleares o a la isla de Alborán.

A mandar, que el joven y experimentado Antonio les puede patronear el barco hasta donde usted quiera, aguileño mío, en un hermoso velero de 14 metros con cubierta de madera de teka y camarotes para 8 personas.

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