¿Un universo amable?

El origen de la vida sigue siendo la gran incógnita a la que se enfrenta el hombre desde todos los tiempos. Por consiguiente, las teorías formuladas han sido tan numerosas como diversas y teniendo en cuenta variables de amplias consideraciones.

Una de las tesis argumenta sus postulados sobre la base de un universo “amable” capaz de favorecer la aparición de aquellos microorganismos que posteriormente fueron complicando sus estructuras iniciales. Básicamente es eso, y no se trata aquí, por supuesto, de realizar un análisis científico más profundo, sino de reflexionar sobre el término que sostiene la tesis: “amable”.

Por supuesto que se trata de un término que en la ciencia se utiliza en un contexto determinado y todo el mundo entiende lo que quiere decir. Pero por hacer un juego, o mejor dicho, una extrapolación curiosa, se podría hablar de esa amabilidad en otros ámbitos posteriores a esa esfera primigenia, teniendo en cuenta que a partir de ahí, todo no es más que supuesta evolución.

Esa hipotética “amabilidad” sigue primando en la superficie de las cosas. Los entornos, ¿son amables? ¿somos amables los seres humanos? ¿qué leyes nos guían, entonces?.

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