Duquesa de Alba

Siga usted fija en lo suyo, que es prosperar en su noviazgo contra todo y contra todos. Dicho de otro modo: siga usted poniéndose el mundo por peineta (cosa que me parece muy bien) porque usted señora duquesa tiene un pronto de bailaora de palacio y punki con volantes.

Por encima de lo que opinen amigos y familiares, usted siempre ha hecho su real gana. Eso ha tenido la suerte de hacerlo usted toda la su vida, y ya solo faltaba que a sus 80 años bien vividos usted se corrigiese. Naturalmente, los medios de comunicación no son nadie para enmemdarle su rumbo desde sus páginas, lo suyo es pura y saludable rebeldía, pero comprendo en parte a sus hijos, que no ven en el tal Alfonso Díaz Carabantes un corazón desinteresado.

La verdad, cuesta tragarse eso de que lleva 33 años de amor profundo y secreto hacia ustedes. Leo que la llama “mi porcelana” o “mi porcelanita” y con hombres que tienen tan mal gusto para piropear hay que andarse con ojo. A mí me mosquearía tanta cursilería. Se ha dejado fotografiar a su vera, en el Cristo de los Gitanos, después de pedir respeto para su intimidad, vía comunicado.
El que quería que le dejaran en paz se ha presentado así como un prometido, se ha hecho la foto de rigor para la prosperidad.

Con este hombre nunca se sabe, pero usted mi duquesa es mujer inteligente.
Se han fotografiado ambos, los hemos visto en todos los medios de comunicacion del país, en una iglesia andaluza, a tres pasos del altar nupcial. ¿No quiero pensar que fuera esto un ensayo de boda?
En verdad señora que el amor no conoce edades, pero hay edades en las que hay que llevar cuidado pues nuestros sentidos no funcionan igual, sobre todo la vista y el oído, ni tan siquiera para el amor.

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