La inmigración

Decía José Martí que «Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedra”. Y, tal vez, aunque en otro contexto bien distinto, las palabras del fecundo ideólogo de la Revolución Cubana obedecen a la eunuca ofensiva política e ideológica de Zetapé, quien, por cierto, ha dejado de ser el personaje más popular del momento, cediendo su corona al ex alcalde de Marbella Julián Muñoz, alias Cachuli.

Así es. El gobierno socialista está literalmente atrincherado ante la problemática de la inmigración ilegal, embriagado de rifirafes políticos y correveidiles de patio de colegio, y, sobre todo, sin capacidad de ofrecer respuestas a quienes les piden responsabilidades tras el denominado “efecto llamada”.

Y es que, el leit motiv de Zapatero, incluso en términos diplomáticos, ha generado la unanimidad de los ministros europeos en sus críticas a las regulaciones masivas y a la lentitud en las repatriaciones, tal y como se ha podido ver estos días en el Consejo de Ministros de Justicia e Interior de la UE, celebrado en Tampere (Finlandia) .

Sin duda, estos mensajes de los “aliados” dejan en evidencia la débil posición española en Bruselas, que pierde credibilidad por momentos. A nuestro presidente ya sólo le queda reconducir la situación, salir de su trinchera de soberbia y ofrecer ideas y alternativas creíbles a una ciudadanía que empieza a estar muy cansada de tanto desatino.

En fin, me río yo de López Aguilar cuando días pasados declaraba que «España no va a parar hasta conseguir una respuesta global por parte de la Unión Europea».

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