Las playas de Águilas

Que todavía podamos los aguileños disfrutar de nuestras playas, pues eso, que ello puede sorprender a un inglés, pero nosotros ya estamos muy acostumbrados a disfrutar de nuestra costa especialmente en Septiembre y Octubre .
En ese inicio del Otoño que para otras regiones de España es significativo pero para los aguileños es sólo un aviso de lo que será Diciembre, es donde muchos aguileños nos acercamos a la playa, sin apenas gente, con las aguas claras, a veces , algunos, sólo nos acercamos en otoño a las playas. El pasado domingo, la playa de Calarreona lucía extraordinaria, con las aguas frescas pero transparentes como nunca, la arena con algunas manchas de algas recién sacada por la marea y, sobre todo, poca gente, todos ellos satisfechos por poder contar con tales condiciones en la segunda semana de Octubre.
Que haya algas es lo propio porque, como dice la portavoz del gobierno municipal, las algas son naturales, no son malas y siempre han estado ahí. Esas otras bolas de materia vegetal marina que se forman en el fondo del mar y que luego las olas acarrean hasta tierra, en la playa más propicia para las corrientes, forman parte del decorado. Afortunadamente ya no llega el galipote, como siempre lo hemos llamado, el alquitrán hecho bolitas que desprendían los barcos en sus limpiezas de tanques o en sus desparrames de combustible. Esa era la decoración más fea de nuestras playas, antes de que empezaran a limpiarlas. Menos mal que les dan el margen de dejarles algunas algas, que parece que al turista no se le puede molestar ni con eso.
Las playas del Caribe, sin embargo, se muestran salvajes y naturales sin mayor reparo, las palmeras y cocoteros llegan hasta la orilla, sí, pero también los troncos secos, la hojarasca, las algas y los corales muertos, las plantas rastreras que llegan hasta el poco salado mar y los restos de miles de turistas o naturales menos respetuosos que lo somos en España. Y ahí están, siendo el destino turístico más apetecido del mundo. Sin tanta pulcritud. Ni allá arrimado……
Un lugar idílico como el archipiélago de San Blas, frente a las costas caribeñas de Panamá, con más de 350 islas “ casi deshabitadas ” , no han visto una barredora desde que Colón apareció por allí. Y entonces tampoco. Las aguas son transparentes , poco agitadas habitualmente y de muy poco fondo, llenas de coral blanco y rojo, de meros, carites y langostas. Bucear bajo aquellas aguas o navegar por encima de ellas es de las cosas más agradables que se pueden hacer en la vida. La diferencia principal está en el color de las arenas, las nuestras son grises y aquellas son blancas, ominosamente blancas. Y poco más. Pero poco tiene que envidiarles al ejemplo que he puesto nuestra playa de la Carolina (la parte nuestra) y de Calarreona, por ejemplo. Sobre todo en esta época relajada y tranquila. Menos me gustan las playas de relleno de la Colonia y las Delicias, que es que no acaban de dejar que el mar las organice a su antojo, como debiera ser ; y que les quitan hasta la última brizna de algas en cuanto que aparece la pobre, despreciada por el mar y arrollada por la barredora. A veces nos vamos y, en pasando la cuestajuanrabal, ya echamos de menos tantas cosas extraordinarias que tenemos en este pueblo.
Pero ……de cuando en cuando hay que irse, ver el resto y, luego volver a Aguilas para gozarla.

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