Nadie es perfecto (I)

Es un dicho muy americano que en inglés suena así: “Nobody is perfect, least of all me”, es decir, “Nadie es perfecto, y yo el que menos”. Encierra toda una filosofía de la esencia de la libertad, la educación, la democracia, el respeto y la tolerancia sin descalificación del adversario ideológico. Y por supuesto, potenciando una oposición sin la cual jamás habrá progresión o progreso, avance en ninguna sociedad considerada civilizada o avanzada. Son los valores democráticos de nuestra civilización.

Nuestro retraso democrático nos impide ver y comprender el alcance de la realidad humana que siempre nos ha demostrado que nadie tiene el monopolio de la verdad, que todos tenemos parte de la misma y que sólo el consenso enriquece, potencia y hace avanzar las civilizaciones. No queremos verlo y así nos va.

Un ejemplo es la educación en nuestro país. Ante un sistema que no potencia la cultura del esfuerzo, del trabajo cotidiano y la exigencia estricta del control y la doma de las voluntades en las edades infantiles y adolescentes, nos está llevando a la desintegración social. Intentamos apuntalar el edificio con apoyos, refuerzos, Proacs, Pronees, Acnees, desdobles, laboratorios, animación a la lectura, aulas varias, etc…

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