¡Qué grande es el cine!

Efectivamente que la grandeza del cine, como la de cualquier otro espectáculo donde prime la imaginación humana, no tiene límites. Todo cabe y cualquier expectativa, por ambiciosa que fuere, se puede, en la mayoría de los casos, hacer de ella una realidad.

Pero, teniendo en cuenta los últimos aconteceres en el panorama político local, también se podría decir a voces e igualmente, entre exclamaciones, ¡Qué grande es la política!

Desde luego que, como si de una cinta del mismísimo Buñuel se tratara, los aguileños hemos ido asistiendo a una serie de acontecimientos rayanos en el más fiel de los surrealismos. Aquello que es “vox populi”, de pronto se convierte en un absoluto misterio que solamente podría desentrañar un cinéfilo de la talla de aquellos que se sientan alrededor del señor Garci, y destripan las cintas hasta la saciedad y altas horas de la madrugada.

Puede ser que el final de todo esto, con apariencia de difícil puzzle no sea más que la escena de un simple “western”, donde aparezcan batiéndose en duelo dos pistoleros harapientos… ¡Pum!, y caiga al polvo de la ciudadela una gota de sangre; también podría suceder, y gracias a la magia del cine, que el saldo del cruento encuentro, convierta la tierra seca en lucrativos ladrillos. ¡Qué grande es la imaginación humana, cuando se trata de sacar a la luz sus miserias!

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