“Cualquier carnavaleño se sentirá unido al libro porque descubrirá experiencias nuevas de ‘su’ Carnaval”

El pasado 1 de agosto se presentaba “Carnavaleños”, un libro escrito por el periodista Alfonso Soler que cuenta la historia de los 30 años de los Carnavales Modernos a través de sus personajes, plagado de anécdotas, relatos curiosos, documentos de gran valor histórico y fotografías. El libro va acompañado de un documental, en formato DVD, realizado por Julián Gallego.
Pregunta.-¿Este libro tiene más de historia o más de novela?

Respuesta.-El libro se divide en 30 relatos, y ojeándolo puede parecer un libro narrativo, más cercano a una novela, pero ése es el camino para llegar al verdadero fin, que es contar la historia de los 30 años de los Carnavales modernos de Águilas a través de los carnavaleños.

P.-¿Qué diferencia hay entre ‘carnavaleros’ y carnavaleños’?
R.-Quise diferenciar a los carnavaleros de Águilas con el resto. La ‘ñ’ nos diferencia de todos y nos distingue como únicos, como los ÑBA. Tomé la idea de Vicente Sicilia, que en su pregón de 1988 hablaba de carnavaleños para referirse a los carnavaleros aguileños. Somos especiales en todo, así que por qué no en el nombre.

P.-El libro empieza con un relato sobre el Carnaval de la Puerta de Lorca. ¿Por qué?
R.-Para las nuevas generaciones, a la que yo también podría incluirme, ha existido el Carnaval desde el día 1 de sus vidas, así que quise contar de dónde venimos para empezar a contar a dónde hemos llegado a lo largo de estos 30 años. Sin ese Carnaval de la Puerta de Lorca jamás hubiera explotado el actual Carnaval.

P.-¿El aguileño es carnavaleño?
R.-Sí, en Águilas siempre hubo Carnaval. En el libro aparece un documento municipal que regía la fiesta en 1887, donde se prohibía los disfraces que se burlaran de cualquier poder establecido. La censura también estuvo ligada a los Carnavales durante la dictadura, pero en ambos casos siempre se celebró el Carnaval. Los aguileños eran tan graciosos, con sus trajes de mamarrachos, que en cierta forma se permitía que el pueblo disfrutara de su fiesta por unos días. Una de las historias que aparecen en el libro relata que uno de esos mamarrachos que danzaban por la Puerta de Lorca explotó en la cabeza un huevo de papelillo a un comandante de la Guardia Civil que estrenaba cargo ese día, y que el alcalde de turno le dijo que no se enfadara, que eso era normal en este pueblo. Posiblemente, en otro contexto aquello hubiera acabado en un fusilamiento y, sin embargo, todos acabaron riendo. Por lo tanto, el aguileño tiene ADN carnavaleño.

P.-Hace ya dps semanas de la presentación de “Carnavaleños”. ¿Cómo ha sido la primera reacción de la gente?
R.-Genial, la sala principal del auditorio disfrutó mucho durante la presentación, sobre todo, con la reinterpretación de la Batalla dialéctica entre Ginés Ortiz y Lucía Hernández, Don Carnal y Doña Cuaresma de 1988, respectivamente. Al día siguiente me llamaron las chicas de la peña de noche ‘El trío La, la, la’ para decirme que se quedaron hasta las tres de la mañana para ver el documental y que les encantó. Creo que aquel que haya vivido el Carnaval en cualquiera de sus universos, ya sea desfilando o simplemente disfrazándose, se sentirá unido al libro desde el primer párrafo porque descubrirá experiencias nuevas de ‘su’ Carnaval.

P.-¿Por qué se decidió a escribir sobre el Carnaval de Águilas?
R.-Porque tenía una historia que contar. Siempre pensé que estas cosas uno se las reservaba para la edad madura, con una experiencia vital lo suficientemente rica como para contar cosas a los que llegan detrás. Pero me encontré que tenía algo que decir y que esa historia podría gustarle a mi pueblo.

P.-¿Ha recibido ayudas para editar el libro y el documental?
R.-No todas las que hubiera deseado pero agradezco infinitamente a los colaborares que han aportado su pequeño granito de arena. Me lancé a la piscina editando yo mismo ambos proyectos, sin saber qué sucedería, pero con la sensación de que tanto el libro como el documental serían acogidos por los carnavaleños como un regalo para ellos. En realidad, es un homenaje porque el regalo me lo han hecho ellos a mí con sus relatos y vivencias, y dándome la oportunidad de contar la historia de su fiesta preferida.
Por otro lado, este libro quiero que también sea un homenaje a los jóvenes de mi generación, abocados, en su mayoría, a la subsistencia. La crisis llega a todo el mundo pero nos educaron desde pequeñitos que seríamos la generación mejor preparada de todas. Nos sentimos, en parte, estafados, y se está produciendo una huida de cerebros que a mí me da mucha pena. Estamos preparados, queremos trabajar. Sólo queremos una oportunidad y este proyecto también quiero que sea una reivindicación sobre nuestra valentía y nuestra preparación.

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