El fuego de la discordia. Crónica desolada.

El fuego, uno de los tres elementos que priman en la naturaleza, se ha convertido estos últimos días en trágico protagonista de sucesos de muerte y desolación. Todo responde a la fenomenología del accidente, del azar, de la fatal casualidad a la que estamos sujetos hombres y hábitat.

Tremendamente ilustrativa en este sentido es la “crónica desolada” de los habitantes de ciertas zonas afectadas por los terribles incendios que han dado cuenta de vidas humanas y bosques. Para ellos, que tuvieron que abandonar sus hogares ante el avance de las llamas, una de sus mayores preocupaciones era perder la casa además de ese “pulmón” que cada mañana expande oxígeno hasta sus ventanas.

Una señora hablaba con lágrimas en sus ojos de ese temor, mientras por otra parte, las lágrimas eran de dolor por las víctimas. Aún, en esta crónica, queda una tercera cuestión, la más lamentable quizá: observar cómo los políticos casi “llegan a las manos” por salvar absurdos argumentos que no conducen a nada.

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