Cercanías en el furgón de cola

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Por David Romera
En la sesión del pasado Pleno municipal ordinario del Ayuntamiento de Lorca de 27 de febrero, se aprobó por unanimidad una moción que al final resultó conjunta de todos los grupos municipales impulsada por el Grupo Municipal Socialista, para instar al Gobierno de España a que, de forma coordinada con el Gobierno regional, proceda a establecer un programa calendarizado de actuaciones que supongan la modernización integral de la línea ferroviaria que discurre entre las localidades de Murcia, Lorca y Águilas (electrificación de la línea, duplicación de vías, sustitución de los trenes por otros de última generación, mejoras en los sistemas de seguridad) para la mejora y potenciación del servicio de trenes de Cercanías, que en ningún modo se corresponde con un servicio moderno y competitivo del siglo XXI. En algunos aspectos, poco ha cambiado nuestro ferrocarril desde que el tren hiciera acto de presencia por primera vez en Lorca en 1885 y cinco años después en la ciudad costera.

Esta es una cuestión de gran calado social dado que son muchos los lorquinos y vecinos de municipios atravesados por esta línea los que se desplazan de forma cotidiana a sus lugares de trabajo, de estudio o para hacer gestiones o turismo en tren. Pero el tren hay que entenderlo como un elemento de cohesión territorial y fomento de la actividad económica y empresarial. Además, es un medio de transporte que presenta en condiciones óptimas grandes ventajas: es un servicio democrático accesible a todos, sus estaciones se ubican en el mismo centro de la ciudad, elevada frecuencia de servicios, reduce por su uso colectivo la contaminación atmosférica y acústica, favorece la movilidad territorial y el grado de cumplimiento de horarios es muy elevado. Pues bien, la situación de la línea Murcia-Lorca-Águilas es bien distinta, resultado del rotundo abandono al que ha estado sometida durante décadas y que ha impedido su modernización integral. Recuérdese que la falta de inversiones provocó un efecto en cadena que acabó por cerrar la línea que nos conectaba con Andalucía hace más de treinta años (la Almendricos-Guadix-Granada), rompiendo incomprensiblemente el estratégico Corredor Mediterráneo: freno a las inversiones, desajustes en los horarios, bajada en el número de viajeros, reducción de servicios y cierre por falta de rentabilidad. El tramo Murcia-Lorca sigue siendo rentable, pero el que media entre Lorca y Águilas es deficitario y está subvencionado por la Comunidad Autónoma. ¿Su futuro? Incierto.
Las únicas inversiones que se han realizado en nuestra red ferroviaria tienen que ver con la mejora en los sistemas de seguridad tras los trágicos accidentes ocurridos en las líneas que comunican nuestra Región con el exterior entre 2001 y 2004 y la supresión de algunos pasos a nivel. En materia de Alta Velocidad, solo se han llevado a cabo en la línea Murcia-Lorca-Almería algunas inversiones incluidas en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes con horizonte en 2020 durante el Gobierno de ZP (túnel de Sorbas, construcción de plataformas con doble vía entre Alhama y Totana y Totana-La Hoya, incluyendo la nueva estación de esta última localidad), inversiones que no han tenido continuidad con el Gobierno de Rajoy, generando una parálisis total que incluso ha provocado que las empresas a las que se adjudicó la redacción de cinco proyectos en la provincia de Almería, quieran romper dichos contratos con Fomento pues su replanteo a la baja tiene un coste muy elevado. Ahora el Ministerio quiere redefinir el proyecto para que las dos vías previstas se queden en una, lo que puede dilatar la entrada en funcionamiento de la Línea de Alta Velocidad (LAV) Murcia-Almería como mínimo en 2028.
Tampoco está resuelto el grave problema que supone el cuello de botella de Lorca, reclamado por el empresariado local y almeriense. Se habla de integración urbana, que podrá ser buena o no dependiendo de si las vías van soterradas a su paso por la ciudad para eliminar una barrera física y psicológica que impide el normal crecimiento urbano. Pero en vistas a “la prisa” que tiene el Estado en ejecutar la obra y el replanteo de las obras a la baja por los recortes, hace que aparezcan grandes nubarrones en las aspiraciones de Lorca en pro de su desarrollo urbano, económico y social. ¿Tenemos que esperar los habitantes de Lorca y su comarca como mínimo hasta 2028 para ver modernizado el ferrocarril? Cada año que el Estado retrasa la ejecución del proyecto, perdemos nuevas oportunidades de negocio y competitividad para nuestro desarrollo económico y social.
Mientras tanto, los usuarios que utilizamos habitualmente los Cercanías del núcleo Alicante-Murcia, donde está incluida la línea que va a Lorca y Águilas, seguimos disponiendo de un servicio obsoleto que no puede ser competitivo frente a la carretera. Las cifras hablan por sí solas: entre 2012 y 2015 el número de viajeros se ha reducido un 18% en dicho núcleo (816.000 viajeros menos que dejan la última cifra en 3,85 millones), mientras que los ingresos no cesan de crecer ante el incremento continuado de billetes y abonos. Estudios realizados demuestran que si la línea entre Murcia y Lorca estuviera desdoblada y electrificada, los tiempos de viaje se reducirían entre ambas ciudades un 40% (estaríamos en la capital en 35 minutos) y el número de frecuencias sería mayor. Además, Lorca necesita mejorar su conexión con el exterior para reforzar su papel como centro comercial y de servicios a través de la reapertura de la conexión con Andalucía y reclamar nuevos servicios regionales directos con Cartagena y Alicante así como un servicio diario con Madrid.
Los usuarios nos quejamos pacientemente y en silencio mientras pasan los años y la situación de los trenes no mejora. Sólo tenemos que comparar nuestro Cercanías con los de otras regiones para comprobar cómo estamos y preguntarnos cómo es posible tan poca voluntad política. Menos mal que retiraron los antiguos postes del telégrafo que había paralelos a la vía sino creeríamos estar en el Lejano Oeste en lugar del próspero Corredor Mediterráneo, al que las autoridades no toman en serio a pesar de su importancia capital para España: supone el 50% de la población, el 45% del PIB, el 51% de las exportaciones, el 63% del tráfico de mercancías portuarias, el 46% del empleo nacional y recibe a la mitad del turismo extranjero. En ese corredor, Lorca tiene que jugar un papel de primer orden dado su situación estratégica, su proyección turística y su promoción como destino para inversiones en el sector industrial y logístico. Pero no. A la altura del año 2017 seguimos disponiendo de una vía única sin electrificar, con trenes de tracción diésel que tienen 35 años de antigüedad (los Automotores MAN, que constituyeron toda una revolución en aquel momento, llegaron a Lorca por primera vez en 1983); la limpieza de los convoyes es muy mejorable, los ruidos que los motores generan en su interior se hacen ensordecedores, las frecuentes averías, la falta de megafonía en muchos servicios, la imposibilidad de acceder a los trenes por parte de personas con movilidad reducida, los retrasos de hasta diez y quince minutos desde que se produjo la reestructuración de los horarios, la saturación a determinadas horas, etc.
Es cierto que nuestra prioridad en materia ferroviaria es la mejora en el servicio de Cercanías, que es el día a día para miles de personas, pero para ser realistas, su modernización integral está condicionada con la llegada de la Alta Velocidad, cuando la infraestructura se duplique, se electrifique y se sustituyan los actuales convoyes por otros eléctricos más modernos, menos consumidores de energía y menos contaminantes. La Alta Velocidad es una oportunidad única para disfrutar de un ferrocarril del siglo XXI. Por eso es necesario reclamar desde Lorca y la Región de Murcia un programa calendarizado de actuaciones que suponga la modernización cuanto antes de nuestro ferrocarril y prolongar la Alta Velocidad a Lorca y Almería. El problema es la falta de voluntad política y la derivación de ésta a otras regiones españolas. ¿Electrificación? No se puede entender la modernización de una línea férrea si no se procede a su electrificación. Llegamos algo tarde. La primera línea que se electrifica en España fue precisamente en Almería (tramo Gergal-Santa Fe) en 1911 (¡hace 116 años!), dándose el gran salto con el Plan de Electrificación de 1944. Hoy existen en nuestro país más de 8.000 km. de vía electrificada. La electrificación es tan importante para transformar la competitividad del ferrocarril que ante la falta de interés de ADIF, el Puerto de Valencia se va a gastar 50 millones de euros en electrificar la línea que une la plataforma logística de Zaragoza con el puerto valenciano. Puro interés económico, estratégico y… también ambiental. Un tren eléctrico requiere un 25% menos de energía y emite un 60% menos de C02; en la actualidad, los trenes diésel consumen 100 millones de litros de combustible anuales.
El asunto que llevo a estas líneas es viejo. De modernización del ferrocarril se lleva hablando décadas. Ya en 1980 la Diputación de Almería demandó al Estado la construcción de una LAV entre Murcia y Almería con vía doble electrificada. Aquello se archivó. En 1988 la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Águilas volvió a plantear dicha necesidad, en una longitud de 198 kilómetros con ramales a los puertos de Águilas y Carboneras, capaz para que los trenes alcanzaran los 250 km/h. La cuestión se retomó a finales de 1996, en noviembre del 97 se habló de la llegada a Lorca de los trenes Euromed hasta Málaga y en 2001 se firmó en San Esteban el Pacto de Murcia por el que la Alta Velocidad llegaría de forma simultánea a las regiones del Levante peninsular desde Madrid: Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y provincia de Almería. Pacto que evidentemente no se cumplió. El AVE llegó a la capital del Turia en 2010 y tres años después a Alicante. Al parecer a nosotros nos tocará como mínimo en 2028… ¿Nos podemos permitir el lujo de esperar diez, quince, veinte años más? Quizá para entonces los Cercanías hayan desaparecido de nuestras vías por falta de rentabilidad. Cuando la Alta Velocidad llegue a la ciudad de Murcia desde Alicante en 2018, el núcleo de Cercanías Alicante-Murcia quedará roto, fragmentado, relegando el servicio de la línea a Lorca y Águilas a un segundo plano por desfasado y caduco. Quién sabe. Mientras las vemos venir, seguiremos sufriendo un servicio de Cercanías situado en el furgón de cola de las infraestructuras ferroviarias de España.
Lorca, a 1º de marzo de 2017

David Romera es Doctor en Geografía y Ordenación del Territorio y Concejal del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Lorca.

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