Adiós a una gran persona, al cura Don Francisco Miñarro
En 2013, cuando tenía 87 años, Águilas lo reconoció y puso su nombre a una calle
Este viernes fallecía una gran persona, un sacedote que siempre estaba ahí, ayudando a todo aquel que lo necesitaba. Nació en Águilas, el 26 de junio de 1926 y en 1952 fue nombrado sacerdote en el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona. Su primer destino como coadjutor fue en Huércal-Overa. El 11 de octubre de 1961, tres días después de la inauguración de la Iglesia del Carmen, entraba al frente de esta parroquia estando durante 29 años en los que se adquirieron también la vivienda parroquial y los salones parroquiales. Durante esos años, “el Curica Paco”, como se le ha conocido siempre de manera cariñosa, fue una persona muy querida por todos, tanto por sus alumnos de Religión en el Instituto como por sus feligreses. También fue capellán en el hospital Rafael Méndez de Lorca, hasta llegar a la residencia aguileña de San Francisco donde terminó desempeñando su ministerio sacerdotal.
En 2013, cuando tenía 87 años, Águilas lo reconoció y puso su nombre a una calle.