“Yo no quiero 14 de febrero»

“Yo no quiero 14 de febrero, ni cumpleaños feliz; sólo quiero, muchacha de ojos tristes, que mueras por mí”… Así dice Joaquín Sabina en una de las estrofas de su tema “No quiero”, donde defiende el amor en sí mismo, exento y desnudo de artificios que lejos de afianzarlo, según su versión, sólo sirven de “muletas” para apoyar lo poco que queda cuando éste se debilita.

Para otros se trata de una fórmula social cuya convención se sostiene por el voraz consumismo que la caracteriza. En ocasiones, prima el concepto de “recuerdo”; ese detalle que da noticia de que el enamorado o la enamorada en cuestión conmemoran su compromiso de amor con el paso de los años.

Existen también aquellos que desdeñan la celebración en aras de otras efemérides, como los calendarios cambian los días festivos, al compás de intereses varios.

También se da el caso de aquellas personas que, aún profesándose un “amor que mata” como el de Sabina, no pueden expresarlo, ni con palabras, ni con hechos, y, por supuesto, sin regalos. Y no pertenecen al mundo de la literatura, ni de la canción…

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