Recogimiento y belleza en la procesión del Silencio del Paso Encarnado de Lorca

Es una procesión de estricta religiosidad penitencial donde el silencio absoluto lleno de recogimiento invade las calles, roto sólo en algunos momentos por el canto de las «Saetas en el Silencio», en diversos lugares del recorrido

 

El silencio fue el protagonista de la madrugada rabalera del Jueves al Viernes Santo, en la procesión presidida por la Archicofradía del Cristo de la Sangre, Paso Encarnado.
Justo en el momento en el que el reloj marcó las doce de la noche salió a las calles de San Cristóbal la comitiva religiosa, auspiciada por cientos de personas que esperaban en el atrio de la iglesia parroquial para ver la salida de las imágenes del Paso. Nuestro Padre Jesús de la Penitencia y la Virgen de la Soledad fueron los dos primeros tronos en incorporarse al cortejo en el que sólo las saetas rompieron el silencio reverencial. El último trono en salir fue el del titular de la Cofradía, el Cristo de la Sangre, tras el que procesionaron los responsables de las diferentes cofradías, así como las autoridades políticas.
Mujeres ataviadas con la clásica mantilla española acompañaron a las imágenes en su recorrido, que culminó en la iglesia de San Cristóbal. Destacó del cortejo la bandera de la Cofradía, por sus bordados y su espectacular colorido.
Pero lo más característico fue, sin duda, el silencio que llenó el ambiente durante todo el recorrido, sólo roto por las saetas que los cantaores entonaron desde los balcones lorquinos, en señal de duelo y reverencia.

Fotos: Paso Encarnado

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