Aquellos puestos de cerámica en Puerto Lumbreras

Por Antonio Merlos
Si hay una imagen de Puerto Lumbreras que haya dado la vuelta al mundo esa ha sido la de los famosos comercios de souvenirs o también conocidos localmente como los «puestos de platos». Durante el boom turístico que vivió España en las décadas de los 60s y 70s del pasado siglo algunos vecinos de la localidad supieron aprovechar esa coyuntura, y el hecho de que el núcleo urbano de Puerto Lumbreras estaba atravesado por dos importantes carreteras nacionales, la N-340 que ponía en comunicación el Levante con Almería y Málaga, y la N-342 que conducía desde Murcia a Granada y Sevilla; y fue así como comenzaron a abrir numerosos comercios junto a esas carreteras, con una enorme variedad de productos de artesanía española y «Recuerdos de España», captando la atención de los turistas que llegaban a la localidad.
Fueron millones los viajeros que pasaron por Puerto Lumbreras en aquellos años y que se detuvieron en el centro urbano para comer o cenar y también para pernoctar. Y es que el Puerto era, igual que en la actualidad y desde siempre, una auténtica encrucijada de caminos. Viajeros turistas que encontraban a su llegada numerosos bares y restaurantes así como hoteles y hostales, incluso un Parador Nacional de Turismo, que estaban a su disposición y una gran hospitalidad que ha sido siempre la mejor embajadora de los lumbrerenses.
En torno a estas dos vías de comunicación, y próximos a los establecimientos hosteleros en la mayoría de los casos, fueron surgiendo numerosos comercios que ofrecían al viajero todo tipo de artículos de artesanía y souvenirs, que podían adquirir y guardar como recuerdo de su paso por esta zona del Levante español y en general de España.
Artículos elaborados en los distintos talleres artesanos de nuestro país; desde los objetos más singulares y pintorescos hasta las más conocidas cerámicas se podían comprar en Puerto Lumbreras, y por supuesto gran variedad de artículos que llevaban escrito «Recuerdo de Puerto Lumbreras».

Era curioso observar en los viajeros la expresión de sorpresa cuando entraban en estos «puestos de platos», que incluso se extendían exteriormente hasta el mismo límite con la carretera, y descubrir una gran variedad de cerámicas de toda España (Fajalauza, Puente del Arzobispo, Toledo, Níjar, Murcia.. ), como si se tratase de una auténtica feria o exposición nacional que se celebrara en Puerto Lumbreras de forma permanente.
No faltaban los artículos elaborados en esparto, como los famosos burros con aguaderas cargadas de cántaros de barro, los botijos ( sobre todo los denominados «Tejeros» popularizados a partir del golpe de Estado de 1981), todo tipo de artículos elaborados y tallados en madera, alabastro, mármol… Las jarapas, las pieles de vaca y todo aquello que sorprendiera incluso a la propia imaginación. Por supuesto siempre estuvieron presentes las famosas muñecas flamencas de Marín y otros fabricantes que fueron, entre otros, los souvenirs más demandados y viajeros de nuestro país.
Aquellas décadas de gran desarrollo turístico convirtieron a España en un destino privilegiado para el turismo internacional, y no sólo europeo sino también norteamericano e incluso australiano.
Puerto Lumbreras supo aprovechar esa oportunidad y crecimiento socioeconómico asociado al turismo consolidándose como uno de los lugares de paso, parada y centro comercial más conocidos dentro y fuera del territorio nacional, convirtiéndose a su vez en todo un referente a nivel internacional.

En esta imagen, realizada en 1965, podemos ver una de las cacharrerías de puerto Lumbreras, un puesto de platos y otras piezas de cerámica que, en concreto, se situaba en la curva de Marines. Estaba regentado por Anica del cabo Romera, que se ve en la imagen, y su marido Alfonso Egea. A la derecha, en la rambla se aprecian las burras, que iban o regresaban del mercado.