“La montaña tiene un gran poder de atracción hacia mí, estar en ella, vivirla, patearla, sentirla… es inexplicable

Lleva cincuenta años pateándose la montaña, y posiblemente es el aguileño que más alto ha llegado. Antonio Pinar Rodríguez ha subido a los 5.200 metros del Glaciar del Baltoro-Collado del Gondogoro en Pakistán; los 5.800 metros del Kilimanjaro, en Tanzania; en Kenia ha subido la Punta Lenana, 5.100 metros; La Ruta de las Cuatro Caras del Aconcagua en Argentina, 6.954 metros; al Toubkal, Ras y Timezguida; ha subido tres veces los 4.810 metros de monte francés del Mont Blanc, en 1977, 2005 y 2009; también realizó el intento a los 7135 metros del Pico Lenin en Kirgizistan; además de realizar ascensiones a cumbres de toda la geografía nacional como Sierra Nevada, Picos de Europa, Pirineos, y las de nuestro entorno como Sierra Espuña, La Sagra, El Aguilón y el Talayón.
El amor por la montaña también le ha recompensado con los premios Álvarez Falco; Premio Cumbres CMM (Todos los dosmiles y tresmiles de la cordillera bética), Premio Cien Cumbres, y el que más ilusión le hizo fue el 1º Piolet de Plata CMM que recibió en el año 2008, por su ascensión al Aconcagua

Pregunta.- ¿Qué tiene la montaña?
Respuesta.- Es todo, así lo manifiesto continuamente, tiene un gran poder de atracción hacia mí que hace que contínuamente tenga que estar pensando en nuevas aventuras. Estar en ella, vivirla, patearla, sentirla.

P.- ¿La naturaleza se ve de una forma especial?
R.- Los paisajes son únicos, no hace falta subir a la cumbre. Yo siempre he dicho que hago montaña por que soy una persona muy soñadora y es una forma de hacer mis sueños realidad. Sueño como mis aventuras y las proyecto.

P.- Desde ahí arriba, ¿se tiene otra perspectiva la vida?
R.- Se ve con una perspectiva diferente, cuando tú estas ahí arriba, estas totalmente evadido, no piensas en los problemas del día a día. Ahí arriba esta la naturaleza, el entorno y tú, y eres tu contra ello. Ese entorno puede ser muy amigo tuyo, pero también puede ser un enemigo en un momento dado, pero siempre este enemigo te avisa.

P.- ¿Hay muchos aguileños que practican el montañismo?
R.- Yo me muevo en un grupo de entre 10 y 13 compañeros.

P.- ¿Es responsable de algún modo Antonio Pinar de que estos aguileños practiquen el montañismo?
R.- Pues yo creo que casi todos mis amigos que hacen montaña, por lo que se puede decir que yo tengo la culpa. Ellos me dicen ‘el presi’. Yo he hecho que todos los que salen conmigo estén federados a través del Club Montañero de Murcia, al que yo pertenezco desde niño.

P.- ¿Cuál fue su primera gran aventura?
R.- Mi primera gran aventura o expedición fue en Pakistán, fue un trekking de altura por que nos movimos a 5.000 metros, en el Glaciar del Baltoro, haciendo la cumbre de un collado que separa dos valles que se llama el Gondogoro. El Baltoro es el glaciar más largo de este globo terráqueo sin contar los dos polos.

P.- ¿El Kilimanjaro, 5.800 metros?
R.- Es un trekking más suave, de poco riesgo pero no exento de dificultad y de atractivo. Para hacerlo más bonito primero hicimos otro trekking previo al Kilimanjaro, a la Punta Lenena, en Kenia. Hicimos tres cumbres preciosas que nos sirvió de aclimatización para subir al Kilimanjaro en Tanzania. Con todo el atractivo que lleva consigo.

P.- ¿Qué tiempo puede durar una expedición?
R.- El trekking del Kilimanjaro duro 18 días, el de Pakistán fueron 23, y el del Aconcagua 19 días

P.- ¿En estas expediciones no hay descanso?
R.- Estás todos los días haciendo deporte, pensando en ti, y en tensión continuada.

P.- Tres veces ha subido al Mont Blanc, ¿Qué tiene esta montaña?
R.- Un atractivo muy especial. La primera vez fue en 1975, me encantó, era mi primera gran cumbre, por los nervios posiblemente lo disfruté menos. La segunda vez que subí fue en el año 2008, entonces sí la disfrute, tenía más experiencia. La que mejor recuerdo, con más alegría, fue la del 2010, iba con mis amigos de Águilas. Las tres veces que he ido al Mont Blanc he hecho cumbre, y eso es difícil por que la climatología cambia contínuamente.

P.- En esta tercera vez, ¿cómo fue la llegada a la cumbre?
R.- Estábamos en el refugio, la climatología era fatal, estaba nevando, hubo gente que comenzó a darse la vuelta y comenzó a bajar. Nosotros nos quedamos y sobre la una de la madrugada me asomé por la ventana y vi una luna preciosa, le dije a mis compañeros, “arriba que nos vamos para cumbre”. Como esa noche había nevado bastante, nos encontramos la montaña nueva, aún no estaba pisada. Esa imagen no la olvidaré nunca (le brillan los ojos y gesticula como si estuviera realizando de nuevo la subida, reviviéndola). Cuando llegué a la arista cimera que nos daba paso a ese escenario de la cumbre fue impresionante.

P.- ¿El Aconcagua también ha recibido su visita?
R.- Fuimos los primeros murcianos que hicimos la Ruta 360º, la Ruta 4 Caras, es una ruta que sube por la Morrena Lateral del Glaciar de los Polacos, es una ruta poco pateada, de ahí el 1º Piolet de Plata CMM al que le tengo mucho aprecio.

P.- ¿Hay diferencia entre las montañas?
R.- Sí la hay. Por ejemplo, el Aconcagua esta a 6.954 metros de altura y Mont Blanc está a 4810 metros. Pero, sin embargo, por la situación geográfica que tiene el Aconcagua, aunque parezca mentira, tiene menos nieve que el Mont Blanc, es un monte muy venteado, es la primera gran montaña delante del Polo Sur, todos los vientos que llegan del polo sur le están dando continuamente. Hay una zona, muy característica que se llama “La Portezuela del Viento” a unos 6.600 metros.

P.- ¿Por qué no hizo cumbre en el Lenin?
R.- Fue una expedición que la llevo clavada en mi corazón, Fue un intento, pero estoy seguro que estaba preparado para llegar al cumbre. Me quedé con un amigo en el campo Dos, a 5.400 metros, los demás se habían dado la vuelta. El mal de altura le azotó a mi compañero, y me dijo: “Antonio o me bajas, o me muero” y nada, vale más un amigo. El Lenin no se lo iban a llevar de ahí y nos bajamos. El Lenin es una montaña muy estresante, lo tengo en la agenda.

P.-
Cuando se llega arriba, ¿qué se siente?
R.- Cuando uno hace cumbre, no se puede decir con palabras, hasta se llora, es un sentimiento inexplicable, inenarrable, ¡es sensacional!

P.-
¿Tenemos montañas cerca para disfrutarlas?
R.- Totalmente, yo disfruto de la montaña subiendo al Talayón grande, al chico, a Los Sillares. Sierra Espuña es una montaña mítica para todos los que nos gusta la montaña y ese día no podemos hacer muchos kilómetros, es preciosa, tiene mil rincones, yo prefiero la zona de Casas Nuevas. La Sagra, en la Puebla de Don Fabrique, se puede encontrar nieve con mucha facilidad. El Aguilón tiene una “señora” arista y una caída a la izquierda de unos 120 metros.

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