Una mirada a la historia de los Carnavales


Se cumple el vigésimo octavo aniversario del Carnaval moderno, una fiesta que los carnavaleros han hecho grande
Que Águilas y el Carnaval son dos conceptos inseparables es una teoría que cada día queda demostrada con la aparición de nuevos datos, relacionados con las raíces antropológicas y folklóricas, que confirman la antigüedad de una fiesta que encuentra sus orígenes en tiempos anteriores a la fundación del Águilas moderna en el siglo XVIII.
Esta pervivencia queda de manifiesto gracias a la existencia de núcleos pobladores en torno a los oasis formados por los manantiales repartidos a lo largo de todo el término municipal. Sin da, esa continuidad de población a lo largo de la historia explicaría la pervivencia de costumbres tan antiguas como la Fiesta de los Inocentes, el uso del bramar de las caracolas, los cascarones, la figura de la Mussona, la quema de Judas… Igualmente, también hay que citar costumbres en suma de corte Carnavalesco y asociadas a los rituales de origen Iberoromano, como eran las Saturnalias, Lupernales y las fiestas en honor a Jano.
Por otra parte, se encuentran varios testimonios orales que remontan la tradición de las fiestas de Carnaval ya desde la fundación de Águilas en el siglo XVIII por parte de Carlos III, del que no se debe olvidar que fue un rey que potenció esta fiesta en la corte de Madrid.
Sin embargo, el primer testimonio gráfico en esta localidad data de 1900. Uno de los testimonios más fehacientes de esta tradición es la regulación de las fiestas en las Ordenanzas Municipales del Ayuntamiento a finales del siglo XIX, concretamente el 21 de octubre de 1886.
En esa ordenanza se regulaba tanto “el horario en el que se podía ir enmascarado, como el derecho que acogía a cualq2il se ve truncada esta carrera ascendente del Carnaval en Águilas. Una situación que, además, se recrudece especialmente después con los duros años de la represión de la Dictadura franquista que, a nivel nacional, los prohibe y los persigue.
Pero en Águilas es tal la fuerza y el arraigo que tiene esta fiesta que los Carnavales se siguen celebrando, unas veces contraviniendo a las autoridades y otras con la connivencia de estas, que, en la mayoría de las ocasiones, tenían que hacer la vista gorda para no provocar una mayor revuelta e impopularidad.
En algunos momentos, sobre todo durante los años 50 y 60, la persecución de las máscaras por parte de las fuerzas del orden público se llega a convertir casi en un aliciente o en un juego de películas, al más puro estilo buñuelesco, entre la policía, las máscaras y la propia ciudadanía que las protege y ayuda para burlar esta persecución.
Con la llegada de los 70 se produce un bajón en el Carnaval. La presencia de máscaras en los bailes del Casino, la Puerta de Lorca y La Glorieta se ve cada vez más reducida pero, no obstante, jamás llega a desaparecer. El letargo de esta etapa no durará demasiado ya que con la llegada de los 80, la fiesta por antonomasia de este pueblo costero empieza a resurgir con fuerza, entusiasmo e ilusión.

El Carnaval Moderno

En la década de los 80, concretamente en el año 1983, empieza una nueva era de los Carnavales de Águilas.
Con el impulso del nuevo Ayuntamiento democrático y con el entusiasmo de personas como el desaparecido Emiliano la fiesta comienza, poco a poco, a levantarse.
No sin esfuerzo, se logra crear una nueva imagen para esta fiesta: la del Carnaval moderno, un festejo articulado en torno a un pasacalles que reunía por la tarde a todas las máscaras de la localidad para desfilar acompañados de un grupo de músicos.
Sería a partir de ese mismo año cuando empiezan a salir pequeños grupos de gente disfrazada con el mismo traje, dando origen a lo que actualmente se conoce como peñas de Carnaval.
Muchas ya desaparecidas como La Chistera, El Relámpago, El Botijo, El Quijote, El Canguro o Los Chachis, precursoras de lo que llegaría a ser el Carnaval; otras aún activas, como Los Enanitos, El Roncaor o el Tangay, y muchas más que poco podían imaginar en aquella época que algunos años después, el Carnaval, gracias al esfuerzo desmedido de todos los carnavaleros, llegaría a convertirse en lo que es actualmente, una Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Hoy, el Carnaval celebra su vigésimo sexto aniversario. El vigésimo sexto aniversario de los miles de carnavaleros que han hecho grande esta fiesta. Los Carnales, Cuaresmas, Musas y Mussonas que han formado parte de los Carnavales muchos de los cuales aún lo hacen, otros que lamentablemente, ya nos abandonaron pero cuyo nombre estará siempre escrito, con cinta de serpentina, en la historia del Carnaval, y para los que estas líneas valgan de sincero y merecido homenaje.
Para los aguileños el Carnaval sobrepasa el concepto de fiesta, convirtiéndose en un sentimiento que puede sentirse, e incluso tocarse, en todas las esquinas de este rincón marinero. Junto al aroma del salitre, Águilas, sobre todo durante el mes de febrero, huele a cuerva, cascarones, confeti, plumas, lentejuelas y diversión, mucha diversión.
El Carnaval en Águilas es una gran fiesta en la que todos caben y en la que todos están presentes. Una fiesta para niños, jóvenes y mayores, que, pese al paso de los años, ha sabido mantener su espíritu y que, tal vez por eso, se mantiene; situando el secreto de su éxito en la reivindicación de lo auténtico, de los que nos hace diferentes al resto y, por tanto, especiales.
Con un magistral ensamblaje del tradicional “mamarracho” y la pluma más elegante, nuestro Carnaval ha ido sumando años, acumulando experiencia y no arrugas, ante la admiración de todos los que han sido testigos de su paso.
Por eso, para todos los carnavaleros, para los que están, para los que alguna vez estuvieron y para los que aún quedan por llegar.

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