¿Algo nuevo?
Estos últimos días, hemos tenido oportunidad de conocer dos buenas noticias sobre el universo. Una de ellas es la posibilidad de obtener una mejor visión del sol, mediante un nuevo satélite, lo que nos va a dar una imagen en tres dimensiones con los medios apropiados.
Esto supondrá un beneficio en el estudio de este astro gigante que nos da luz y calor, y sin el cual la vida no sería posible. La otra noticia es el descubrimiento de un nuevo planeta que gira en torno a una estrella, fuera de nuestro Sistema Solar.
Este planeta es 14 veces mayor que la Tierra y está lo suficientemente cerca de la estrella para que su superficie no esté congelada. El doctor Nuno Santos de la Universidad de Lisboa, lo describió como una especie de «Super Tierra». El hallazgo fue hecho utilizando un espectógrafo de alta sensibilidad Harps. El planeta órbita alrededor de la estrella Mu Arae, en la constelación Altar, que puede verse desde el hemisferio sur. Es el segundo planeta orbitando alrededor de la estrella y su traslación se completa en 9 días y medio.
Estos descubrimientos son realmente interesantes y me recuerdan aquella conocida frase de Albert Einstein: “¿Qué sabe el pez del agua en la que nada toda la vida?”. Vivimos en un mundo en el que no conocemos apenas nada, por lo que se sigue investigando cada vez más, puesto que el deseo de saber va innato en nosotros. Pero me pregunto si algún día llegará la humanidad a conocer todo lo que hay a su alrededor, aunque sea dentro de varios millones de años…
Creo que no se llegará nunca a ese punto y, lo que es peor, creo que, al menos a nuestro planeta, no le queda mucho de vida. Porque mientras investigamos otros mundos estamos destruyendo nuestro medio ambiente a pasos acelerados, a pesar de las alarmas y llamadas de atención que nos llegan a diario por parte de los especialistas en el tema.
En realidad “no hay nada nuevo bajo el sol”, como dijo Salomón, lo que ocurre es que vamos conociendo un poco más cada vez; pero es mucho más lo que nos queda por descubrir que lo que ya sabemos. Cuando levantamos la vista al cielo y vemos miles de estrellas dentro de nuestra galaxia nos quedamos extasiados ante tal extensión; y mucho más cuando somos conscientes que sólo observamos lo que hay en nuestra galaxia, que no es más que una entre millones de ellas.
En ese punto somos incapaces mentalmente de abarcar todo lo que existe en el universo. ¿Es infinito? ¿Tiene límites? ¿Qué hay a dos mil años luz? Esto en cuanto al espacio, pero en cuanto al término “tiempo” ¿Qué sabemos? Todo lo que conocemos tiene un principio y un fin, entonces ¿Qué es la eternidad? Es incomprensible para nosotros. Aún más polémica es la pregunta sobre cómo comenzó la vida. ¿Fue un accidente por azar (el “Big Bang”) o un acto deliberado? Desde Darwin la teoría de la evolución se debate con la creación divina sin cesar y sin ceder terreno la una a la otra. Si atendemos a la razón, todo lo que existe debe tener una causa anterior; así lo postula la ciencia. Y así, también, fue escrito en la Biblia hace miles de años. Los descubrimientos actuales no hacen más que confirmar que la extensión de todo cuanto existe tiene que tener una causa anterior y es DIOS, que “en el principio creó los cielos y la Tierra”. El rey David escribió: “Los cielos cuentan la gloria de DIOS, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos”.