El Taller de Pedrín… El último refugio que da vida a las cosas condenadas a desaparecer

Culebreando por las calles de Águilas sorprende descubrir, de cuando en cuando, la presencia de un nuevo establecimiento.
Pero mucho más sorprendente, en esta ocasión, es comprobar que han abierto un local donde arreglan y restauran objetos. El nombre del establecimiento en cuestión es bastante explicativo, “el Taller de Pedrín”, pero por si no fuera suficiente, en sus escaparates pueden leerse elocuentes frases como “damos vida a los objetos de tu vida”, o “lo nuestro no es reparar, sino rescatar cosas para el disfrute emocional”. El responsable de esta arriesgada e inédita aventura empresarial es Pedro Morata, conocido en Águilas por su vinculación al folklore popular, y al mundo de las cuadrillas en particular. Su apego a la tierra y a las tradiciones le viene de familia: Concretamente de su padre Juan Morata, un virtuoso de la herramienta y del esparto, un defensor de nuestro paisaje rural y de nuestras costumbres al que tuve la fortuna de conocer. El hecho es que lleva en la sangre la curiosidad por los objetos y las máquinas, por esas cosas que, con el tiempo, fueron quedando olvidadas en los sobraos y en los desvanes. Radios y tocadiscos antiguos, juguetes de madera, bicicletas ya oxidadas, aperos de labrador, muebles y baúles que todos fuimos almacenando con la idea de que un día volverían a ver la luz. Los tiempos, sin embargo, impusieron poco a poco su ley. Vivir en el siglo XXI implica hacerlo en la sociedad del usar y tirar, donde nada se recicla, donde las cosas han ido perdiendo todo su significado emocional y su verdadera esencia. Sale más a cuenta comprar que reparar, dirán algunos, y no les faltaría razón. El problema es que, inconscientemente quizás, hemos despreciado el valor intrínseco de las cosas, de aquellos objetos fabricados sin fecha de caducidad que pasaban de generación a generación. “No hay sensación comparable a ver a un hijo descubrir aquello que nos perteneció a su edad”. En esta frase se condensa el sentido de un establecimiento como el que Pedro Morata ha puesto en marcha. Y es que, en su opinión, aún estamos a tiempo de rescatar aquellos enseres, máquinas y juguetes.
Con ello no sólo viviríamos una evocadora experiencia personal sino, y mucho más importante, tendríamos la oportunidad de transmitir a los más pequeños el valor de las cosas bien hechas, la posibilidad de hacerlas por nosotros mismos, así como comprender el esfuerzo que conllevan.
Pedro Morata, en definitiva, no ha tratado de crear un establecimiento comercial más. Su intención es que “El Taller de Pedrín” se convierta en ese último refugio de las cosas que estaban condenadas a desaparecer. Un lugar donde el cliente se implique como el que más en la recuperación de ese objeto, proponiendo ideas para su rehabilitación. Un espacio donde pueda reunirse un grupo de personas en torno a un objeto, tomar las herramientas y aprender las técnicas básicas para restaurar cosas por sí mismos.
El taller, dividido en tres secciones, cuenta con la posibilidad de trabajar la madera, la mecánica o la electricidad. Se trata de un escenario evocador y repleto de curiosidades, donde se mezclan motos de época, relojes, instrumentos de cuerda, maletas de cartón, ollas de cocina, caballitos de madera, tocadiscos y un sinfín de sorpresas más. Cuenta además con un espacio pensado para la realización de talleres, una apuesta personal que Pedro Morata quiere ofrecer a diferentes colectivos sociales o a particulares que sientan inclinación por la rehabilitación de sus viejos objetos. El local se encuentra en la calle Issu Ecla, 1 y el teléfono de contacto es el 609 62 87 84.

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