Águilas se vuelca con la XXII Romería


Un año más, la Romería Rociera volvía a centrar la atención local del municipio el pasado durante el pasado fin de semana.
Después de que la tragedia se cebara el pasado año con los romeros aguileños, un amplio sol se abría en el cielo, invitando a todo el mundo a unirse a la “XXII Romería Rociera”.
El sábado, hacia las 10:00 h. de la mañana, los primeros compases del Rocío paseaban por las calles de Águilas, dándose por iniciado el festejo con el oficio en la parroquia de San José, de una Misa de Romeros cantada por el Coro Rociero de Águilas y oficiada por el capellán de la Hermandad, José Ruiz, que, en un emotivo momento, recibió de manos de sebastián Pelegrín -Hermano Mayor de la Hermandad” un “Sin Pecao” de plata.

Una vez finalizada la liturgia religiosa se procedióa la entronizacióndel “Sin Pecao” en el templete de la carreta y la comitiva partió en procesión hasta la Plaza del Rocío, donde tuvo lugar la concentración de decenas de carretas y cientos de romeros que, ataviados con trajes del camino, esperaban emocionados la salida que les llevaría al molino del Saltaor.
La primera parada se efectuaba a la altura del Museo del Fútbol Aguileño, punto en el que la Asociación de Amigos del Caballo la hacía una ofrenda a la “Blanca Paloma”, cubriéndola por miles de pétalos de rosas y ramas de romero que más tarde adornarían los bastones que sirven de apoyo durante el duro camino.
A la hora del Ángelus, es decir, aproximadamente hacia las doce del mediodía, los romeros hacían una parada en el Cuartel de la Guardia Civil para realizar una emotiva ofrenda de flores a la Virgen del Pilar, patrona de este cuerpo.
La siguiente parada, aproximadamente hacia las dos de la tarde, tuvo como finalidad la celebración de una comida de hermandad, enla que se sirvió a los asistentes una paella gigante, patrocinada por diversos empresarios locales, en atención al esfuerzo de los romeros que acompañan en el camino de subida.
Tras el “sesteo” que caracteriza las peregrinaciones en honor a “la Blanca Paloma”, el camino prosiguió hasta llegar a su destino, el citado Molino del Saltaor, cuando eran casi las seis y media de la tarde.
Aunque la fiesta ya había comenzado desde el momento de partir de la Plaza del Rocío, la explosión de música y el júbilo “rociero” se dejó notar especialmente en esos momentos de llegada, abriéndose así el abanico multicolor de trajes, flores, carretas y guirnaldas, que no dejaron de brillar a lo largo de las veinticuatro horas siguientes.
Un “camino”, sin duda, inolvidable para este grupo de romeros que este año se quitaba la espina del mal trago sufrido el año pasado, cuando el infortunio quiso que se truncara la peregrinación, a raíz de un contratiempo importante que afectaba al Hermano Mayor Honorífico y fundador de la Hermandad, Manuel López. Por eso, agradeciendo a la Virgen del Rocío que esta vez todo transcurriera sin problemas y con buena meteorología, los romeros lucieron sonrisas, arte a raudales y mucha energía para afrontar el “camino”. Portando el “Sin Pecao”, símbolo de la fe que, más allá del carácter lúdico y festivo, mueve a cuantas personas se suman año tras año a esta popular celebración. Donde los romeros demuestran que su devoción es sincera, introduciendo a sus hijos en el “camino”, vistiéndolos de vistosos volantes, asegurándose así la continuidad de su devoción.

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