Fernando Chuecos, 73 años después


Por Andrés A. García Caro
Con treinta y tres años, Fernando Chuecos es elegido alcalde por consenso entre todos los partidos y sindicatos locales
Con treinta y tres años, Fernando Chuecos es elegido alcalde por consenso entre todos los partidos y sindicatos locales (PSOE, PCE, IR, P.A., UGT, CNT, etc). De profesión alpargatero (un oficio de gran arraigo y tradición en Lorca), desde el advenimiento de la II República en 1931, estuvo muy ligado a la Casa del Pueblo, una institución de cuño socialista pero que abrió sus puertas a personas y corrientes ajenas que aportasen e irradiasen un proyecto progresista en los campos políticos-sindicales y culturales. Dirigente de la UGT lorquina, tuvo una actuación destacada encaminada a mejorar las condiciones laborales y culturales de los trabajadores. Aunque solo poseía estudios elementales por tener que atender al sostenimiento familiar desde muy joven, e influenciado por la inquietud cultural que se respiraba en el ambiente de la Casa del Pueblo, por relacionándose con el sector de la intelectualidad lorquina más liberal, va enriqueciendo su formación cultural al propio tiempo que crece su prestigio entre los trabajadores y los estamentos sociales izquierdistas por su carácter amable, tolerante y moderado, razones por las que es designado alcalde, relevando a Diego Requena. Como alcalde, tuvo que enfrentarse a los gravísimos problemas propios de una ciudad de gran importancia logística en la retaguardia republicana, complicada con la llegada masiva de refugiados en oleadas que se corresponden con las ofensivas del ejército franquista, organizando el gigantesco movimiento de solidaridad para alojar y mantener a cientos de familias enteras completamente desvalidas. Desde el primer momento de la rebelión del Ejército golpista, contribuyó con todo entusiasmo a movilizar las dos primeras columnas de voluntarios lorquinos (Batallones nº 13 y 14, «Mellado-de Haro» (UGT») y «España Libre» (CNT) que partieron para los frentes de Andalucía y Madrid en enero de 1937 para contener a los facciosos, al propio tiempo que coordinó con la Comandancia Militar de Lorca, la creación y sostenimiento del despliegue y la logística del Ejército Popular. Durante su mandato, Lorca mantuvo una absoluta normalidad en lo que a orden público se refiere, evitando toda represalia contra personas consideradas como contrarias al régimen republicano, no produciéndose ninguna muerte por este motivo, logrando que la población reclusa de la cárcel del partido, recibiese un trato deferente. Pese a haber desempeñado con probada honestidad su comprometido cargo, en los peores momentos de la historia de Lorca, sin que se produjesen violencias durante su mandato y a pesar de su reconocido empeño en proteger a conspicuos derechistas de los elementos más extremistas, habiendo asegurando el normal desenvolvimiento de los servicios a la población, fue detenido en el puerto de Alicante el 1 de Abril de 1939, recluido en el tristemente célebre «Campo de los Almendros» y desde allí conducido al campo de concentración de Albatera, desde donde una escuadra de falangistas, mandada por el Jefe de Milicias de Falange de Lorca, fue conducido a la cárcel del partido de Lorca, sufriendo un trato inhumano. Fernando Chuecos, segundo y último alcalde republicano de Lorca fue asesinado junto con otros quince miembros del Frente Popular de Lorca, siendo fusilados en la madrugada del 17 de Octubre de 1939 frente a las tapias del cementerio de San Clemente, en Lorca.

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