Pocos y cabreados

Como cada tantos años, como unos cinco o seis, vuelve el tema de la provincia de Cartagena. Ya es cuestión manida, recurrente, y que empieza a ser aburriente, también.

No sé si ahora ha vuelto a la palestra por el éxito del estatuto catalán, que no gusta a más de la mitad de los catalanes y a la inmensa mayoría de los españoles, o porque sale poco antes de las elecciones al llamado “Parlamento murciano” .

A ver si va a ser por el éxito de Montenegro, que después de ser pocos y mal avenidos, se separan para enfrentarse mejor. Al fin resulta que sólo la mitad quería separarse.

El caso preocupante es que esta vez parece que ha encontrado eco en algunos políticos, que van cortitos de apoyos para gobernar con soltura y mayoría clara, como antes.

Si analizamos la conveniencia de que Cartagena sea provincia nos puede dar un ataque casi como de risa. En una región uniprovincial como la nuestra, una de las dos o tres más pequeñas de España, nada faltaría más que dividirnos: murcianos contra cartageneros. Manda huevos, que diría un infame cartagenero.

Pero la veda está abierta, tonto el que no pida por esa boca: que si quieres que tu pueblo navegue en el mundo globalizado sólo y por su cuenta,pues ,leche, pídelo y se te dará.

La contraindicación entre lo que las naciones quieren para más allá de su ámbito y lo que les pasa dentro no tiene nada que ver ; fuera que si hay que estar unidos, todo el mundo, para globalizar y disfrutar mejor de los recursos, que son de todos, como en una sociedad socialista, pero dentro la cosa es diferente , se admite porque somos demócratas pero hay que joderse con éstos que quieren andar por casa sólos y con el paso cambiado.

De todas formas, pasando el tiempo puede pasar como en Cataluña, que cuando sus “mozos de cuadra” no funcionan, les mandamos guardias civiles, y así los pagamos entre todos. O sea, que los señoritos no se manchan las manos y los currantes les quitamos a los rumanos de encima. Y encima, los costes les salen más arregladitos.

Para ser más que los demás o, directamente, ser algo en contra de los demás.

Entre Murcia y Cartagena hay algunas diferencias, ciertamente, como las lingüísticas, porque el seseo no se comparte, que es más propio de la costa…..entre la Cartagena del poniente y la Cartagena del levante, una amplia zona. Pero aún así les entendemos perfectamente y los carteles de las autovías están escritos, aún , en idioma válido para todos . Con el tiempo acabaremos por ver indicadores que pongan “ Santa Lusía, 5 kms.” .

Pues, como se puede apreciar, no cabe en mi dura cabeza que el despropósito sea la meta de los ciudadanos, aburridos sin duda, de nuestra región. Vamos a ver, si Cartagena ya tiene Corte Inglés, ¿ qué más puede desear ?, si tiene hasta un montón de facultades ( de las de estudiar digo ), si tiene un submarino muy viejo, si tiene al poco ejército que queda en la provincia ( la murciana ), si tiene el único aeropuerto que tenemos, si tiene la mayor empresa multinacional, que le regaló don Carlos Collado, si tiene las mejores ruinas romanas de Murcia, no puede considerarse humillada y despreciada por el resto de la región. Menos mal que tenemos el proyecto de anexionarnos Tobarra, que dice que nos prefiere como compañeros de viaje.»Manda….»

En fin, no era probable hasta ahora que la principal idea revolucionaria de los cantonales se pusiera nuevamente en marcha, pero dada la precariedad en la política para que un solo grupo consiga mayoría, se hace necesario reflotar grupúsculos como éste, por peregrinos y absurdos que sean. Este es el futuro que nos espera.

Y facha el que se rasgue las vestiduras contra los nacionalismos.
Un abrazo, murcianos. ¡ Tobarra, a mis brazos !!!!!

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