De paro y gatillazos

Decía Albert Einstein que “En los tiempos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
En la actualidad, el libro de ruta socialista, al menos en materia económica, se rige por la nula imaginación y un, digamos simbólico, grado de conocimiento. Y es que, esta astillada casta política no parece tener ni pajolera idea de por dónde hay que tirar y sólo se inquieta por un concepto, irremediablemente relacionado con la palabra crisis: el voto.
En cualquier caso, no pienso que esta recesión actual sea una casualidad, en todo caso una causalidad. Las izquierdas nunca han demostrado capacidad para administrar los recursos disponibles en una economía… ¿acaso no resulta ilustrativo que para identificar un retroceso del PIB similar al de este año tengamos que remontarnos a 1993, con el gobierno de González? Dixit
El gatillazo de la economía española, cuya recesión se alarga irremediablemente frente a Europa, no es sino un cúmulo de desaciertos de las actuaciones presupuestarias guiadas bajo la batuta de Zetapé; un cúmulo de gastos para entretener a la comunidad. Bien podríamos hablar de los 400 euros repartidos al “tuntún”, sin valorar las rentas de los perceptores, o del Plan E –por supuesto, he de suponer que la “E” es de efímero-, puesto que su usufructo se limitó a maquillar las cifras de paro de cara a las pasadas Europeas.

Comienza el curso económico
Y bien, después de tanto bandazo e improvisación, comienza el curso económico tras las vacaciones. La preocupación aumenta y nadie puede adelantar cuando creceremos para generar empleo; eso sí, los expertos sí están de acuerdo en la necesidad de un nuevo modelo basado en la innovación, produciendo más y mejor.
Sin dicha innovación el mercado español no puede ser competitivo. Verbigracia, no es tan difícil implantar nuevas tecnologías que abaraten los costes de producción, repercutiendo en nuestro imparable déficit con el exterior en el saldo de la balanza por cuenta corriente. No creo tampoco que desde el Gobierno no sean capaces de reducir un gasto público que está asfixiando al sistema.
Por contra, este gobierno si que lo está “bordando” , imponiendo la ley del silencio en los (sus) sindicatos.
Tal vez, desde la tan novísima, como aburda, Subdirección General de Medidas Económicas Extraordinarias deberían estudiar el modelo sueco. Recorte de la carga fiscal a empresas o individuos, eliminación del despilfarro estatal, mayor liberización del comercio, reforma del mercado laboral, eliminación del impuesto de sucesiones, renovación del sistema de pensiones mediante la capitalización privada del ahorro obligatorio.
En fin, como en la obra de Calderón de la Barca, La vida es sueño.

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