Otro empate de desilusión
Otros tres puntos se le escaparon al Águilas C.F. en la segunda jornada de liga, que se disputó ayer en el campo de El Rubial. Con un empate a cero, los chicos de Tino Luis Cabrera acabaron el encuentro un tanto cabizbajos.
Minutos antes, la afición local recibió a su equipo con la misma ilusión con que los chicos habían salido al terreno de juego. Pero no hubo suerte, ni acierto, por más que lo intentaron tantos los de una banda como los de la otra. Fue un partido muy disputado, sí, pero carente de acción y de buenas jugadas.
Durante la primera parte, la superioridad del rival, el Real Murcia B, se imponía por sí sola. Los murcianos presionaban con fuerza, ávidos por conquistar la portería blanquiazul, cuya defensa evitó en docenas de ocasiones que el equipo visitante culminase sus jugadas con éxito. Tampoco se quedaban atrás los aguileños que, una y otra vez, intentaron imponer su juego y llegar hacia la portería contraria donde al guardameta lo blindaba una impenetrable defensa.
Navarro, expulsado
La tensión irrumpió en escena cuando, en el minuto 36, el local Navarro fue expulsado del campo por una doble amonestación. Su abandono dejó al equipo aguileño con un jugador menos, que a partir de ese momento se vió obligado a intensificar su esfuerzo si no quería que el adversario le ganase terreno.
La segunda parte fue una réplica a la primera pero con mayor intensidad y emoción.
Tras el descanso, los chicos de J. Miguel Campos se hicieron con el dominio de juego, que practicamente se desarrolló en la portería local. José Juan se llevó varios sustos pues un posible gol merodeaba su portería. Sin embargo, como en otras ocasiones, el guardameta blanquiazul demostró su talento y logró llegar al final del encuentro con el marcador a cero. En el minuto 49, un cabezazo de Matías Alonso fue detenido por el portero local.
Asimismo, en el minuto 67 el defensa Javi Selvas estuvo a punto de marcar en propia puerta pero, una vez más, el guardameta del Águilas, consiguió desviar el balón fuera del área.
La afición aguileña temblaba desde la grada viendo, impasible, cómo los minutos de juego se esfumaban y su equipo no llegaba al deseado gol. Poco antes de finalizar el encuentro, el míster canario quiso cambiar el rumbo del partido y sacó al campo a Nacho Casanova. La presencia del delantero alentó la esperanza, sobre todo con un disparo a puerta, que rozó el gol y que también estuvo a punto de rozar la victoria.

