“Mi corazón indudablemente permanece en Águilas”

Rebellón era un fiel defensor de la cultura. Luchó para que se construyera el Auditorio y siempre defendía a Águilas y a Paco Rabal

Hoy se ha conocido que el actor Jordi Rebellón ha fallecido a los 64 años de edad a causa de un ictus. Rebellón era un claro enamorado de Águilas, aunque nacido en Barcelona pero de raíces aguileñas. Durante una de sus tantas estancias en Águilas en 2007, nos concedió unos instantes de su vida para contarnos sus reflexiones acerca de su trabajo y aspiraciones. Rescatamos esta entrevista porque pensamos quepensamos que es más interesante que otras que le realizamos más actuales.

¿Cuándo descubrió su vocación de actor?
Empecé a los quince años a hacer teatro, ya que mi padre realizaba teatro como aficionado; yo siempre acudía a verle y comencé a aficionarme. A esta edad pisé por primera vez un escenario y desde aquel día he tenido claro que quería dedicarme a esto. Al principio compaginaba el ser actor con mi trabajo en el banco, hasta que a los treinta años decidí que quería, al menos intentar, dedicarme exclusivamente a este trabajo.

¿Le gusta la fama que su trabajo implica?
No, no me gusta ni la fama ni la popularidad; lo que ocurre es que es un trabajo que lo que le diferencia de los demás es que tiene una repercusión mediática que no se puede evitar. En ocasiones, me han preguntado por la calle… “¿Usted es famoso?”, a lo cuál yo siempre respondo que “no, yo no soy famoso, soy actor”.

¿En qué lugar suele permanecer su corazón?
Indudablemente en Águilas. Como todo el mundo sabe yo nací en Barcelona, mi padre era vasco y mi madre nació en Barcelona, pero de padres aguileños. Desde niño vengo a Águilas y, sin duda, este es mi sitio, el lugar al que me escapo siempre que puedo. Águilas es un pueblo al que adoro y en el que me siento como en mi casa, a pesar de que algunos no le guste.

¿Y su cabeza?
Mi cabeza permanece un poco en todos sitios. Soy de Barcelona y me gusta esta ciudad, aunque cada vez me gustan menos las ciudades. Por supuesto, en Madrid estoy porque es donde tengo mi trabajo y, por tanto, el lugar al que intentar acomodarte. La cabeza la tengo un poco más repartida porque recuerdas los sitios en los que has trabajado y aquellos que te han gustado

Ya nos ha dicho que le gusta Águilas, ¿qué le pondría y le quitaría a este pequeño pueblo mediterráneo?
Yo le quitaría, indudablemente, el gobierno. Le quitaría la Alcaldía y le pondría un gobierno joven y con ganas de trabajar. Pienso que el gran problema de Águilas es su gobierno, que lo último que mira es a los aguileños. Una Alcaldía debe permanecer de puertas abiertas para recibir a todos los ciudadanos que tengan problemas; primero se tiene que mirar por el aguileño y luego por el turismo. Aunque es un pueblo importante turísticamente y tenemos que cuidar este sector, es evidente que aquí el resto del año viven los aguileños y son los primeros que tienen que tener sus playas y calles limpias, su auditorio y su ciudad en condiciones, cuidando al máximo a sus ciudadanos. Dejando de lado lo que está interesando últimamente -el ladrillo y la construcción, que es de donde se cobran las comisiones en los Ayuntamientos y se enriquecen a costa de cargarse nuestros espacios naturales-, pienso que el aguileño tiene todo el derecho de que se les cuiden estos espacios fundamentales, como son la Isla del Fraile, la playa amarilla, a la cuál hace años que nos han cortado el acceso y no podemos ir porque están construyendo una urbanización… este es el precio político de cuatro años. Son patrimonios que se tienen cuidar, y está muy bien progresar, pero no indiscriminadamente. No puede ser que un pueblo de treinta mil habitantes haya tenido 130 inmobiliarias como es el caso de Águilas, eso es impensable. Cuando llegabas a Águilas lo primero que veías es un castillo en ruinas, el cual ha sido reformado -lo cual también es cuestionable-, y ahora lo único que ves al llegar son grúas. Por tanto, está claro que lo único que le ha interesado a este gobierno es el ladrillo, permitiendo que se cierren empresas de agricultura, que es de lo que vivía el pueblo. Ahora mismo existe un parón tremendo en Águilas, pues la pesca no está como estaba, no hay casi agricultura y el ladrillo se va a ir parando porque hay una masificación que va a ir decreciendo, sobretodo teniendo en cuenta la subida de las hipotecas. El aguileño necesita una salida de puestos de trabajo que no se esta cuidando nada.

¿Qué opina de la cultura de Águilas?
Águilas siempre ha sido un pueblo potencialmente cultural. Esta localidad llegó a contar con muchos grupos de teatro, ha llegado a haber incluso zarzuela. Pero esto se ha dejado de la mano de Dios, porque indudablemente cuando hay crisis lo que se olvida más es la cultura. Existen muchas asociaciones en Águilas que hacen cosas, cuando hay muchas es porque desde el gobierno no se apoyan las actividades y entonces la gente tiene que buscarse la vida y crear sus propias asociaciones. Este pueblo es un lugar potencialmente cultural, lo que ocurre es que no se facilita que la gente lo exponga. Hace unos años monté un grupo de teatro independiente en Águilas que se llamaba “TEA Paco Rabal” y llegó un punto que tuvo problemas por una cuestión mía personal con el alcalde. Es lamentable, que por culpa de una persona esté afectado todo un colectivo. Pienso que el pueblo de Águilas necesita urgentemente ese auditorio que todos pedimos, unas instalaciones que reclamamos en su momento y que tuvieron que ceder porque el pueblo se lo pidió. Ellos no han hecho nada, la prueba está en que dicen que tienen un terreno, se ha realizado una maqueta, pero ahí sigue sin haber nada y no lo harán porque no les interesa. Lo único que hicieron es callar bocas; estoy convencido de que Águilas necesita ese auditorio no sólo para los aguileños, sino para que gente de la Región y de diferentes puntos de la geografía española vengan aquí a ver los actos culturales de ese auditorio, convirtiéndose en un municipio culturalmente potencial.

¿Qué similitudes hay entre el Doctor Vilches y Jordi Rebellón?
No hay ninguna. Lo único que yo, como catalán, tengo un humor inglés, un humor un poco cínico y quizás eso es lo único que tengo en común con el “doctor”. No tengo nada que ver con él y un hombre así yo no lo aguantaría. Vilches es un personaje gruñón, pero tiene sus momentos de ternura y de humanidad, y esa mezcla le gusta al público.

Ha hecho de todo: cine, teatro y televisión, ¿con cuál de estos palos se queda?
El teatro me ha gustado siempre, tengo preparada una producción para dentro de dos meses. Este es el arte puro del actor, donde no hay engaño, no se repiten las escenas y todo es en vivo y en directo. Es la cuna del actor, lo más difícil, aunque es también cansado y más sacrificado. El cine es otro mundo, más complicado y difícil de lograr, y es el que da prestigio a los actores. Aunque estoy convencido que un buen actor se demuestra sobre las tablas de un teatro.

¿Qué reto se establece en su carrera?
No me establezco retos, vivo al momento, profesionalmente donde más he trabajado es en el teatro. La televisión ya no es un reto. Por tanto, quizás sea el cine un posible reto ya que es el medio en el menos he trabajado y más desconozco. Si llega el momento bien, y si no es así, pues tampoco pasa nada.

¿Qué le falta por hacer en la vida?
Muchas cosas. Me falta escribir un libro, el cuál comencé hace tiempo y que tengo parado; lo continuaré cuando me relaje un poco en el trabajo. También me falta viajar a muchos destinos, pero, sobre todo, aportar las experiencias que uno tiene en otros campos. Pienso que la vida no es solo trabajar y ganarse la vida, hay muchas cosas que hacer, hay tiempo, pero sin dormirse ya que esto pasa deprisa. Tenemos que conocer otras culturas y darnos cuenta de que no todo es tan cómodo como lo vemos aquí.

¿Su ídolo?
Mi referente siempre ha sido Don Paco Rabal, no sólo como actor, sino también como persona. Se me ha tachado mucho de que no soy como él, que Paco hablaba mucho de su pueblo. Si yo sacara las cincuenta entrevistas que me han hecho, en más de treinta encontraríamos el nombre de Águilas. Hay opiniones que me dicen que soy el segundo Paco Rabal, a lo cuál siempre respondo que Paco sólo hubo uno y que es insuperable; yo soy yo, y quiero a Águilas y hablo de ella cuando puedo. No hay nadie que hable mal de este genial actor, ni a nivel profesional ni a nivel personal, donde siempre ha sido amigo de sus amigos. Por muy famoso que se llegue a ser nunca hay que olvidar los orígenes de donde uno viene. Por ello, admiro a Paco como actor pero mucho más como persona, mi referente siempre ha sido él.

¿Una película, un libro y una canción de Jordi Rebellón?
La película “Espartaco” creo que ha sido la que más veces he visto. Un libro, “Las Amistades Peligrosas”, el cual me gusta mucho. Y por último, como canción “La Tieta” de Joan Manuel Serrat.

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