“Somos una de las primeras farmacias aguileñas”

Actualmente se encuentra en la misma ubicación de sus orígenes, Plaza de España 13
Hace más de 100 años que se inauguraba, en la localidad de Águilas, la Farmacia Gallego, siendo ésta una de las primeras en realizar esta labor en el pueblo. En sus comienzos pertenecía al licenciado Don Faustino Arcas, pasando posteriormente a nombre de Don Dionisio Gallego Alcázar.
Como ha podido saber el equipo de la Actualidad, actualmente se encuentra en la misma ubicación de sus orígenes, Plaza de España 13, junto al Ayuntamiento, en pleno corazón de Águilas.
Regentada hoy en día por su hijo Don José María Gallego Ibañez y su nieto Alberto Gallego Fernández, dan a nuestro pueblo el servicio que se iniciara hace un siglo.

Pregunta.- ¿Desde cuándo están dedicándose al negocio?
Respuesta.- El tiempo dedicado al negocio desde que está al frente de la Farmacia José María Gallego rondará los 50 años. Sin embargo, si pensamos en su padre, D. Dionisio, superaríamos casi la centena trabajando la familia en esta profesión.
Siempre ha sido, para nuestro orgullo, un negocio familiar al que se unió en su día, formando parte de la plantilla, nuestro auxiliar Pedro Gallego Piñero, que curiosamente comparte el mismo apellido con la familia.

P.- Qué ofrecen a sus clientes que los distingue de los despachos de farmacia sitos en grandes superficies?
R.- Por supuesto que el trato personalizado y de calidad que se ofrece en la oficina de farmacia, nunca será comparable al de una gran superficie. Estos establecimientos pueden ofrecer los mismos productos de parafarmacia e incluso hacer grandes ofertas para enganchar a sus consumidores, pero no suelen tener personal cualificado. Estos productos requieren una información adicional al consumidor sobre sus usos, limitaciones o posibles efectos adversos, y no deben estar solamente expuestos en la estantería para que el consumidor lo añada al carro de la compra como un artículo más de supermercado.

P.- Además de los típicos “medicamentos”… ¿Qué tipo de productos ofrecen a los aguileños?
R.- Además de los medicamentos -que deben dispensarse bajo prescripción médica- existen otra variedad de productos denominados EFPs (presentaciones publicitarias), aquellas que anuncian en televisión y que sólo pueden ser compradas en farmacia, tales como antigripales, antiácidos, antidiarreicos, etc. Estos productos cubren las necesidades menores de los pacientes, sin necesidad de acudir al médico, pero siempre aconsejados por el profesional de la farmacia, el cual está encantado de resolver todas las dudas. También se pueden encontrar otras secciones tales como homeopatía, dietética infantil y adulta, herboristería, cosmética, dental, etc, que cubren la gran oferta de productos que se pueden encontrar en la farmacia.

P.- ¿Qué tienen pensado hacer al retirarse? ¿Cuentan con alguien de la familia que desee continuar con su labor?
R.- La verdad es que este oficio consigue que nos encariñemos con los clientes y nos preocupemos por las diferentes etapas y enfermedades que padecen a lo largo de su vida. Por ello el pensar en el retiro, da un poco de pena por no seguir viviendo esas experiencias diarias de tus clientes, esas anécdotas graciosas y las diferentes historias que transcurren en el día a día. Pero todo tiene un principio y un final, y también apetece disfrutar de la jubilación y dar paso a las nuevas generaciones que vienen con fuerza y energía, cediendo el testigo a mi hijo Alberto tercera generación de farmaceúticos de la familia.

LAS ANÉCDOTAS
P.- Después de tantos años tendrán alguna anécdota graciosa para contar a nuestros lectores…
R.- Si tuviéramos que buscar en el baúl de los recuerdos seguro que no pararíamos de contar anécdotas y situaciones graciosas. Ahora mismo recuerdo, hace ya muchos años, una señora que venía del médico con problemas en las anginas y con una receta donde indicaba que se dispensaran unos supositorios para aliviar su enfermedad. Al cabo de unos días, la misma señora, se presentó en la farmacia quejándose de dolores estomacales. Nosotros le preguntamos como se estaba administrando el tratamiento, a lo que ella nos contesto “Me tomo un supositorio cada 12 horas “. Nosotros le contestamos “ ¿Dirá usted que se pone no que se toma?”, quedándonos sorprendidos con su respuesta diciéndonos que se los tomaba por via oral. De ahí las grandes molestias estomacales, debidas a la mala administración.
Otro caso parecido nos sucedió con un señor al cual le recetaron unas gotas para el oído y otras para una conjuntivitis, y al cabo de varios días acudió a la farmacia diciéndonos que las gotas le irritaban los ojos y le picaban mucho. Por si no nos lo creíamos el señor insistió en hacer una demostración, pero sin enseñarnos las gotas que se ponía, reaccionando como él decía al ponérselas. Nosotros nos quedamos atónitos cuando nos mostró las gotas que se había puesto y vimos que se estaba poniendo las gotas de los oídos.

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