Combatir la crisis a base de puntadas, reparaciones y planchazo limpio


Desde que la crisis hizo su aparición, la gente ha ido agudizando los sentidos para hacerle frente a esta situación complicada; no se trata sólo de ahorrar unos euros en el día a día, sino de buscar la vuelta de tuerca para rentabilizar hasta el más mínimo detalle.

De hecho, mientras las tiendas de ropa y calzado ven mermada su clientela, las modistas, zapateros y tintorerías, observan como cada vez son más los clientes que solicitan sus servicios. Tal es el caso de la costurera, Fina Moreno, que con más de 20 años de experiencia afirma “siempre he tenido mucha gente, pero desde que empezó la crisis he observado que me traen prendas que requieren arreglos más importantes”. El negocio en las tiendas de costuras, de las lavanderías o el de los zapateros artesanos no se resiente tanto en época de vacas flacas. Y aunque la situación en general tampoco es boyante, uno de los profesionales consultados, el zapatero Antonio Munuera, ha observado que “la gente cuida ahora mucho más los zapatos que les han costado más caros”. En el caso del sector de lavandería, la propietaria Kety Bilardi, no cree que la clientela se haya incrementado, sino que más bien en este momento la gente otorga más cuidados a sus prendas.

NOVIAS La crisis acaba con tradiciones de toda la vida
ALQUILAR EL VESTIDO DE NOVIA COMIENZA A SER COMÚN
Se acabó el derroche, ahora lo que toca es hacer números y con ello, antiguas tradiciones están siendo sustituídas por otras más lucrativas o menos costosas, que pueden solucionar “la papeleta” en momentos difíciles. El apego sentimental por prendas tan especiales como los vestidos de novia está desapareciendo, convirtiendo la venta de los mismos en un negocio que permite a las agobiadas parejas inmersas en la crisis, tapar algún que otro agujero; el vestido nupcial antaño intocable, queda relegado a un segundo plano y acaba siendo desechado algunos meses más tarde. Pero no sólo eso, esta nueva actitud ante las tradiciones, permite también a las nuevas novias caminar hasta el altar con un vestido alquilado, pudiendo así permitirse el lujo de casarse con un modelo de Alta Costura, con el que probablemente ni siquiera podrían soñar si dijeran de adquirirlo, pero con la condición de ser devuelto al finalizar el importante día. Por este motivo, existen en la web miles de páginas encaminadas al alquiler y venta on-line de segunda mano de lo que hasta no hace mucho se consideraba una de esas prendas intocables que se guardaban para siempre.

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