«Me siento muy agradecido con todas las personas que han trabajado conmigo. Las cosas no las hace uno solo’’

Entrevista a Lorenzo Belmonte, presidente y fundador de Primaflor e hijo predilecto del municipio de Pulpí

Por Pedro M Lozano

 

Lorenzo Belmonte, presidente y fundador de Primaflor, es una de las figuras empresariales más importantes en el desarrollo laboral y económico del municipio de Pulpí. A él, por ejemplo, se le debe que la agricultura de la localidad pueda seguir prosperando con el agua que necesita para el riego. Ahora, tras décadas de trayectoria en las que ha dado trabajo (y un futuro) a muchísimas familias de toda la comarca, el Ayuntamiento le ha reconocido su labor, con la distinción de ‘Hijo predilecto’.

 

Pregunta: ¿Qué supone para usted que Pulpí le reconozca como ‘Hijo predilecto’?

Respuesta: Estoy contento y muy orgulloso. Quiero agradecer a los partidos de la Corporación que su decisión haya sido por unanimidad. En estos tiempos, ver que todas las formaciones se ponen de acuerdo me parece un acto de valentía. Cuando yo he hablado con el pueblo, no he hablado con ningún partido. Al final, creo que todas las partes quieren hacer cosas buenas por Pulpí. Y cuanto más se pongan de acuerdo, más fácil será para todos.

 

P: ¿Por qué piensa usted que ha recibido esta distinción? ¿Qué es lo que cree que le ha reconocido el Ayuntamiento de Pulpí?

R: Yo creo que ha sido más que nada por el agua. La gente joven no sabe lo que antes era este pueblo. Mucha gente se tenía que ir a trabajar al extranjero: a Francia o a otros lugares, así que la llegada del agua era vital para que Pulpí creciera y los pulpileños se pudieran quedar. Quisimos traer agua y cambiar todo eso. Cuando arrancamos con la Comunidad de Regantes, echamos de menos que Almería no participase en el Trasvase Tajo-Segura. Entonces, nos prometieron que entraríamos en la segunda fase, pero nosotros sabíamos que no iba a haber una segunda fase.

 

P: Podemos entender entonces que de lo que más orgulloso se siente en su trayectoria es de haber contribuido a esa llegada del agua tan necesaria.

R: Sí. De eso y de haber montado la Comunidad de Regantes, pero también de que todo se haya hecho siempre por una unanimidad. Cuando se trataba del agua, todos nos poníamos de acuerdo. Ya no nos bastaba con pagar el agua más cara o más barata, necesitábamos tenerla. Y en ese sentido, el trabajo ha sido muy bueno. El trasvase del Negratín es un ejemplo nacional. Es una obra bien hecha, desarrollada por ingenieros, pero dirigida por nosotros. Controlamos cada balsa, los motores, la corriente que producen las centrales eléctricas que hay… Y mientras que en otros embalses, la pérdida de agua llega al 20%, nosotros no llegamos al 1%. Gracias a ese trabajo, hoy se está cultivando en todos sitios, ya no queda más suelo agrícola en el municipio. Toda la comarca está siguiendo el ejemplo de Pulpí. Nos movimos mucho. Nos hemos llegado a traer agua de la zona de Madrid. Donde quiera que haya agua, ahí estamos. Ahora, por ejemplo, la estamos trayendo de las marismas de Sevilla. Y cada 100 metros cúbicos que sacamos, 100 metros cúbicos que aprovechamos.

 

P: En otras ocasiones, le hemos escuchado hablar del orgullo de «ser pulpileño». ¿A qué se refiere? ¿Qué significa para usted?

R: Nacer en este pueblo, crecer, en él, ir a por agua cuando era niño… Y aprender. Yo no he estado en la universidad, pero antes de cumplir 18 años, ya tenía el título de contable. Me siento muy orgulloso de lo que me enseñaron mis padres: a comportarme y a defenderme ante la vida. Y eso sólo te lo da haber crecido en Pulpí, porque había mucha necesidad. Nos hemos hecho a nosotros mismos. Eso es ser pulpileño.

 

P: ¿Con qué valores ha vivido usted su vida a nivel personal y profesional?

R: Las relaciones con la gente tienen mucha importancia para mí. Yo me siento muy agradecido con todas las personas que han trabajado conmigo. No estoy contento con lo que les haya pagado, porque ellos me han dado su tiempo; pero sí lo estoy si con eso, les he podido ayudar a criar a sus hijos. Por eso, les agradezco su trabajo en todos estos años.

 

P: Eso es muy honorable.

R: Es que las cosas no las hace uno solo. Yo no hubiera podido traer el agua a Pulpí, si no tuviera junto a mí a los 27 pueblos del Almanzora.

 

P: ¿Con qué se queda de su etapa en Primaflor? ¿Con dar trabajo a tanta gente, ver cómo ha crecido la empresa, llevar el nombre de Pulpí por el mundo o conseguir que sus productos sean reconocidos internacionalmente?

R: El trabajo con la gente. Me siento orgulloso de que algunos se hayan jubilado en esta empresa. Muchos vinieron a pedirme trabajo y se han quedado aquí toda su vida. Y eso que Primaflor no lo tuvo fácil para ser lo que hoy es. Empezamos con tres millones de pesetas, que no eran nuestros, sino de los bancos. Pero si un empresario tiene miedo, más vale que no se haga empresario. Cuando uno arranca o pide un préstamo, firma con todo lo que tiene: su casa, sus terrenos… Y si las cosas no salen como esperas, sabes que lo vas a perder todo.

 

P: ¿Qué cree que le depara el futuro al municipio de Pulpí?

R: Pulpí tiene un futuro enorme a nivel turístico. Sin embargo, creo que no se pueden poner todos los huevos en la misma cesta. Al final, todo lo que comemos sale del mar o de la tierra, de la agricultura. Y si eso no se apoya, no tendremos empresas ni obreros. No se puede pedir leche a la vaca, pero no darle de comer. Vivir del turismo es arriesgado, porque con la oferta que hay y la que irá surgiendo, cualquier día puedes perder lo que tienes. Y a nivel industrial, España no tiene minas de oro ni pozos de petróleo, todo sale del trabajo de la gente.

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