Julio Monforte, un pintor de tendencias realistas

Entrevistamos a Julio Monforte, vecino de Puerto Lumbreras, que ha participado en numerosas exposiciones y certámenes de pintura

Entrevista realizada por Antonio Merlos

Julio Monforte, vecino de Puerto Lumbreras, nació en Zamora en 1941. Por motivos profesionales ha viajado prácticamente por toda España, especialmente a Santander, Pamplona, Tenerife, Barcelona y Madrid. En la actualidad, ya jubilado, ha fijado su residencia en Puerto Lumbreras. A lo largo de su trayectoria artística ha participado en numerosas exposiciones y certámenes como la Exposición Nacional de Artes Plásticas en Valdepeñas (Ciudad Real), la Muestra Nacional de Arte Contemporáneo en Tarancón (Cuenca), el Concurso Internacional de Pintura “Rafael Zabaleta” en Quesada (Jaén), la Sala Víctor de los Ríos en Santoña (Cantabria), el Concurso de Minicuadros en Elda (Alicante), la Exposición Nacional de Pintura “Vinos de la Mancha” en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), entre otros muchas.

Julio, aunque tu carrera profesional como jefe de ventas de varias multinacionales no ha tenido nada que ver con las disciplinas artísticas, ¿cómo llegaste al mundo de la pintura?
Desde siempre, y especialmente cuando era un joven estudiante, el dibujo se me daba muy bien y ello unido a mi gran vocación por las artes pictóricas fueron realmente las causas que marcaron mi iniciación en el mundo de la pintura. Aunque no tuve la oportunidad de poder estudiar Bellas Artes mi afición a la pintura siempre me acompañó. Tras el fallecimiento de mi padre, y aunque soy hijo único y en ese momento vivía con mi madre, valoré que la pensión que le quedó a ella no era suficiente para poder seguir adelante los dos; fue entonces cuando decidí incorporarme al cuerpo de paracaidistas. Allí entré en el equipo de la revista Boina Negra como encargado de las ilustraciones de la misma. Los soldados, los legionarios, me pedían las cosas que querían escribir y yo les pintaba las ilustraciones, y eso incrementó aún más mi afición. Mi vocación se vio también más potenciada cuando viajé a Paris, por motivos profesionales, y tuve la oportunidad de ampliar mis conocimientos en el conocido Montmartre, el barrio parisino donde acuden los artistas a pintar y también a vender sus cuadros; y todo ello gracias a un amigo que me permitió prolongar mi estancia en la capital francesa y desarrollar aún más mi afición por la pintura en este rincón tan especial de Paris.

¿En qué momento de tu vida tu faceta de pintor adquiere una mayor dimensión y comienzas a dedicarte de pleno a crear más obras?
Tras mi jubilación cuando me vine a vivir a Góñar, junto con mi esposa Fina, tenía todo el tiempo para disfrutar de mi pasión por la pintura. Un momento señalado fue cuando el cura de Pulpí, que anteriormente había estado en Góñar, me encargó pintar dos frontales para el templo parroquial. Le hice los cuadros o bocetos para que viera como quedarían, para luego pasarle un presupuesto solo del coste de los materiales, ya que no quería cobrarle mi trabajo como una aportación personal mía; sin embargo estuve esperando bastante tiempo a que me contestara con el permiso para comenzar a pintar esos frontales pero su respuesta nunca llegó. Por otra parte también he estado varios años como profesor de pintura en el Centro de la Mujer de Huércal-Overa, al que acudía tres días a la semana, y era algo que me apasionaba.

¿Cómo definirías tu arte?
Mi obra es toda figurativa. Me considero un pintor de tendencias realistas. La variedad que caracteriza a mi obra creo que es siempre agradable a los sentidos. Confieso que soy un entusiasta de los grandes maestros como Velázquez y Sorolla. Pinto paisajes, bodegones, retratos y marinas, a los que intento impregnar de mis propios sentimientos e inspiración. Los que conocen mi obra la definen como realista, colorista y llena de emoción. Soy de los que cuando voy a la playa me llevo el caballete y el lienzo, y pinto esos rincones de la costa que me llaman la atención. También lo he hecho en el interior pintando algunos cortijos del directo. En la actualidad lo que más trabajo son los retratos, y siempre al óleo.

¿Cuál es tu cuadro preferido?
Hice un cuadro que no se me olvidará nunca. Mi padre falleció en Valdecilla a los 47 años, cuando volvió de la División Azul. Le hice una foto días antes de morir, para un retrato, que lo tienen mis hijos y fue lo que más me marcó para hacer retratos, pintarle a él. Aun recuerdo cuando vinieron a despedirle más de 100 militares y eso me dejó muy marcado.

¿Qué anécdota relacionada con tu obra tienes más presente?
Hace unos meses un vecino de Puerto Lumbreras me dio la foto de la casa que tiene en el campo para pintarla en un cuadro. Se la pinté a un tamaño bastante grande, con mucho gusto y con mucho trabajo porque tenía que pintar los olivos que había detrás, las cordilleras, todo el paisaje de su alrededor más la casa de campo. Poco tiempo después de entregarle la pintura le dije que me gustaría verla personalmente y me invitó a ir; sin embargo, y por un accidente doméstico, se le prendió fuego a la vivienda y se quemó todo, incluyendo el cuadro que le había pintado. Eso es lo que más me ha impacto últimamente.

Todas aquellas personas que deseen hacerte algún encargo o comprarte alguna de tus pinturas… ¿Dónde pueden dirigirse?
Las puedo recibir directamente en mi domicilio de Puerto Lumbreras, donde pueden conocer también parte de mis obras, o si lo desean pueden contactar conmigo por teléfono para concertar la visita o para hacerme sus encargos.

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