Los “milagros” del Sagrado Corazón de la pedanía de La Parroquia, en Lorca
Cuentan que este enigmático Cristo, que se alza sobre una montaña, tiene el don de hacer fecundas a las mujeres que lo visitan
Las Tierras Altas de Lorca son una caja de sorpresas para cualquier viajero. Enclaves donde la historia, la naturaleza y las tradiciones se dan la mano en una simbiosis perfecta, como sucede en la pedanía de La Parroquia de la Fuensanta, situada a 24 kilómetros de la Ciudad del Sol.
Tras cruzar un estrecho puente bajo el que adivinamos, entre tarays, el cauce del Río Vélez, llegamos a La Parroquia. Aparcamos en la plaza principal, donde tras visitar La Parroquia de la Asunción, comenzamos una ruta que nos llevará hasta la “montaña del Santo”, como la conocen coloquialmente los vecinos. Se trata de un monumento con la iconografía al Sagrado Corazón de Jesús, que se distingue por no mostrar los brazos extendidos lanzando su bendición sobre todo lo que queda bajo su ámbito de amparo.
Esta colosal escultura – inaugurada el 14 de diciembre de 1952 y obra de arquitecto Nicolás Martínez Ramón, autor del Cristo de Monteagudo- se alza majestuosa en la cima del cerro más alto y visible de los alrededores; el abandono y la naturaleza aliada han borrado el sendero que llega su base, punto de llegada de un Vía Crucis, que por las fiestas de la Asunción dejó de realizarse en los años ´90.
Monte a través comenzamos a caminar y, en unos 10 minutos, estábamos arriba. La primera sensación fue de silencio y de sosiego… y es que, seas religioso o laico, es imposible permanecer indiferente a la belleza de este enigmático Cristo, al que se atribuyen varias leyendas relacionadas con milagros.
Si, has leído milagros. Los vecinos más mayores aseguran que tiene el don de hacer fecundas a las mujeres que se encomiendan a él y durante años acudieron muchas parejas que no conseguían tener un hijo.
Cuentan, que si lanzabas una prenda usada a la altura de los ojos del Cristo y caía sobre su base nacerá niña, mientras que si lo hace por el cortado del monte será niño. Fueron muchas las parejas que creyeron en su día al santo, tal y como se extrae de algunos recortes de periódicos de la época. Por cierto, lo más acertado era usar un gurruño de calcetín.
Esa costumbre de pedir fecundidad al santo quedó perdida en el tiempo, allá por los años ´70, pero cincuenta años después vuelve a ser actualidad. Hace unos días nos escribía a la redacción de La Actualidad una joven lorquina que supo de aquellas “leyendas” y visitó el Cristo. A los dos meses estaba embarazada, a pesar de que los doctores le aseguraron que sus probabilidades de gestación eran mínimas. Y, claro, está esta es la razón de escribir este artículo con tintes de relato.
Milagro o no, desde hace unos meses las bondades del santo han llegado a los oídos de parejas, que visitan los fines de semana la pedanía lorquina, con un sueño en sus bolsillos que ser padres. ¿Qué tienen que perder?
Biografía del autor, Nicolás Martínez Ramón
Nació el 5 de noviembre de 1905. Hijo y aprendiz del escultor Anastasio Martínez Hernández, que lo envía en 1924 a Madrid, durante dos años, al taller de Granda. Vuelve a Murcia a colaborar en la modelación del Sagrado Corazón de Jesús, de Monteagudo, una macro escultura de 10 metros. Con una beca de la Diputación vuelve a Madrid para terminar de formarse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. De nuevo en Murcia, sustituirá en el taller a su padre, impartiendo además clases en diversos centros e instituciones, llegando a ser en 1934, miembro de la Junta directiva del Círculo de Bellas Artes. Para Nicolás lo importante era la masa y los volúmenes y sus esculturas son un buen reflejo de ello.
En 1937 se casa con la burgalesa Mª Luisa Valcárcel, contrayendo segundas nupcias, ya viudo, con María Pozuelo Barnuevo, en 1967. En 1942 lo vemos colaborando con el célebre imaginero, Sánchez Lozano, en un paso de la iglesia de San Antolín.
Dada la importancia de la Batalla de Flores y Entierro de la Sardina, orientará gran parte de su producción hacia las carrozas y tallas, obteniendo numerosos premios entre 1934 y 1969. Destacaron sus carrozas: Barca egipcia; Chistera y abanico; Collar de Perlas; Espigas; Tranvía; Nido…También realizará carrozas para la Reina de la Huerta.
Será encargado, en los años 50 y 60 de instalar el Belén de la Plaza de la Cruz. En 1964 incorporará al mismo una novedad al instalar el portal del nacimiento en una barraca.
Entre sus esculturas destacarán el segundo Cristo de Monteagudo, realizado tras la Guerra civil, en 1951,ya que había sido destruido, del que aumentó su altura en 4 metros. Escultor de lo monumental, realizará la portada del Instituto Nacional de Puericultura y Maternología, la capilla neorromántica de San Bartolomé, atendiendo también el naciente mercado de obras para mansiones privadas.
Realizó numerosas esculturas del Corazón de Jesús, destacando la ubicada en la pedanía lorquina de La Parroquia, decenas de vírgenes, retablos, bustos de personajes, etc. En 1967 expone algunas de sus obras en Chys. Sus talleres se ubicaron en: Las Claras, detrás del Romea; San Judas 8, hoy Gran Vía; Gómez Cortina, antigua Aguadores.
Entre sus obras destacaron numerosas esculturas y stand para la FICA, el busto de Emilio de los Muebles o la ornamentación modernista de un edificio en la plaza Cardenal Belluga y la restauración de esculturas de la catedral. Falleció el 10 de diciembre de 1990.