La Ley Antitabaco, completamente integrada en Águilas 1 año más tarde

Ha pasado poco más de un año desde que se instaurara en España la dura Ley Antitabaco que demonizaba al fumador prohibiéndole prácticas que para él eran tan habituales, como fumar un cigarrillo mientras tomaba un café, una copa o veía un partido de fútbol en un bar.

En enero de 2.011 se instauraban una serie de medidas legales que no eran más que la punta del iceberg de una dura campaña en contra de esta hábito mortal, tan de moda durante los años 80 y 90, y que tanto daño ha causado entre la población en general.

De la mano de la Ley vinieron medidas más drásticas que llegaron incluso a prohibir, so pena de multa, la publicación o emisión de cualquier imagen que contuviera un cigarrillo.
A día de hoy las autoridades pertinentes continúan llevando a cabo denuncias por fumar dentro de locales aguileños. Recordamos que en base a la modificación de la Ley 42 de 2010 de 30 de diciembre, fumar bajo prohibición conlleva una multa leve que oscila entre 30 y 600 euros para el infractor y para quien permite la infracción, es decir, el dueño o responsable del lugar donde se fuma, una multa, considerada grave y que puede llegar a los 1.000 euros.

Tras llevar a cabo un sondeo que incluye bares, restaurantes, cafeterías, estancos, usuarios fumadores, no fumadores y hasta farmacias, la tónica predominante es la conformidad a la Ley. Si bien a principios de 2.011 saltaban todas las alarmas respectos a lo perjudicial de la normativa, lo cierto es que no es solo esta Ley la culpable de la actual situación, según palabras de Isidro Alcázar, dependiente en un concurrido estanco aguileño, “La gente fuma menos porque el tabaco está carísimo, por eso se ha incrementado la venta de tabaco de liar”.

¿Qué ha hecho más daño, la Ley Antitabaco o la crisis?

Es cierto que la mayoría de los dueños de locales prefieren que sean sus clientes los que decidan si quieren fumar o no, pero también es cierto que hasta los propios fumadores se han sabido adaptar a la normativa y disfrutan de las grandes ventajas que conlleva: disfrutar de una comida o un café sin humos es más agradable para todos.
Un año más tarde podemos ver las consecuencias más directas de la Ley. Mesas y sillas habilitadas en las puertas de los locales, repletas de ceniceros. Locales de Águilas en los que a media noche hay más gente en la puerta que dentro. Vecinos probablemente irritados con la medida, aunque no hay constancia de incidentes importantes. Un alto número de aguileños que han decidido dejar de fumar, y en general una europeización del sector de las hostelería española, que probablemente no llegó en un buen momento, pero que está siendo acatado de manera generalizada y que parece que un año más tarde ha convencido a muchas más personas.

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