Las prisas

Prisa, tengo prisa, oímos cada poco, gane o no gane medallas, en el trabajo, en la playa, en el dentista, es contagiosa la prisa, «quién es el último» se oye hasta en la cola de Correos, como si por enviar la carta antes o después que otro se arreglara el problema que el sobre lleva dentro, esa multa recurrida no te la quita ni el delegado del Gobierno, antes gobernador civil, otra terminología cambiada a toda máquina, de qué sirvió correr tanto, qué vieja va siendo una, qué poca prisa hay por que pase el tiempo que tan deprisa pasa, mejor es dejar caminar con calma, como cuando el tren tardaba lo que tardaba en llegar a donde fuera, sin prisa, a paso de tren, de estación, de transbordo, de revisor, de coche cama, de humo, se llegaba siempre al destino, relajado, entero, sin los nervios que te entran en la zona de embarque antes de tomar el avión, sin la humillación de ir en fila con una bandeja de plástico llena de ropa, cadenas, relojes, teléfonos, cinturones, mecheros, tabaco, como van los presos cuando entran en la cárcel o son trasladados a otro penal, es una incongruencia comportarse como reos después de pagar un pastón por un billete para irnos de vacaciones al Caribe, donde no sabes si llegarás, pues el mundo con tanta prisa y tanta tecnología, anda patas arriba por culpa de un cuelgue en el sistema operativo de la zona libre, en Afganistán, por ir mas lejos, estas cosas van a otro ritmo, lo puede contar la nueva ministra de Defensa, otra pijada, lo de Defensa, a toda prisa se fue a visitar al talibán, antes de dar a luz, como si se le fuera en ello la vida, por qué no espera el feliz parto, el bautizo, el chocolate, quién le metió tanta prisa, qué la empujó a subir al aeroplano en esas condiciones aceleradas, esos repentes sólo le dan al heredero de la corona inglesa, que tenía que llegar a una despedida de soltero, tenía prisa, tonta, pero prisa, los príncipes son así…

Todo por correr, modas, Alonso corre en coche, Lorenzo en moto, y Roca, montado en una orden judicial, a qué tanta prisa por salir del trullo a cambio de un millón si luego entra a toda pastilla por tres kilos, por qué ese apresuramiento en entrar y salir, ay, la prisa que mala compañera es, en la cama se mira mal a quien sea veloz, va demasiado rápido, no sabe conducir, se mata en la primera curva.
Decía mi abuela que «uno que se apuró murió». Las cosas sin pausa, pero sin prisa como la línea de alta velocidad en nuestra comunidad Murciana.

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