“Screenagers”

Este vocablo inglés nos permite adentrarnos en una realidad tan ineludible como inabarcable para padres y educadores. Cabe decir que “los adolescentes de la pantalla” (así podríamos traducir el citado vocablo) son unos genios, unos fenómenos, unos expertos. Y con las nuevas tecnologías, no corren, vuelan. ¿Por qué? Porque cuando algo interesa se aprende, cuando algo interesa se busca e incluso suple al Sistema Educativo. Y esta, tan nueva como real y auténtica, psicología, la más elemental y milenaria, hablando del ser humano, está echando por tierra todas las teorías psicológicas de los últimos cincuenta años, basadas, sobre todo, en un excesivo dirigismo y proteccionismo.

Pero, he aquí que la madre naturaleza al final siempre da la cara. Y nuestra generación de “screenagers” no son en general ni buenos hijos ni buenos estudiantes porque las exigencias de padres y educadores no les interesan tanto como manejar todo el mundo de la pantalla: t.v, móviles, videojuegos, ordenador, imágenes, sonidos, Internet y todo lo que de la RED de bajan o aquello a lo que tienen acceso por una vía o por otra, etc… Estamos ante una cibergeneración o si quieren ustedes, ante una cibercultura. El mundo de INTERNET se ha convertido en su hogar y en su escuela para lo bueno y para lo malo. ¡Ojalá potencie sobre todo lo bueno! Aquí está la madre del cordero: conseguir que nuestros “scrennagers” aprendan lo bueno, lo útil, lo que les forma.

Aquí se requiere una gran labor selectiva por parte de padres y educadores. Ésta va a ser la labor educativa del siglo XXI.Ya no nos vale, podríamos decir, la Enseñanza Analógica, sino la Enseñanza Digital. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos y salir al paso de las nuevas necesidades e inquietudes de los adolescentes para saber darles una respuesta. Pero todo eso comienza por la educación, reciclaje, formación y preparación de los padres y educadores. Resulta vital para el profesor actual partir de que el primer principio consiste en la Educación en la Libertad Responsable. Ésta debe ser guiada y encauzada y sin olvidar jamás, salvo minorías que requerirán un trato especial, que nuestro hijos o alumnos son inteligentes y vocacionales para lo que les interesa. Se trata de una generación superior a todas las anteriores en cuanto a medios de acceso para su formación integral. Sólo nos queda descubrir sus intereses y necesidades para orientarlos y que así accedan a todo el abanico de oportunidades que les brinda la sociedad.

Este brindis de oportunidades es, ha sido y siempre será la esencia de la educación. Pero esta orientación implica trabajo, esfuerzo, sacrificio, respeto, disciplina, orden y convivencia, en suma, una esencia de valores democráticos, pilares de nuestra civilización, los cuales, una vez desarrollados, harán de nuestros jóvenes hombres y mujeres de provecho para el día de mañana, en pro de su propia felicidad y de la sociedad a la que servirán. ¡Ah! Y recordarles de manera implacable que nada se consigue sin esa cultura del esfuerzo y de la responsabilidad, basada no sólo en derechos sino también en deberes, estos muy olvidados en los últimos tiempos. Tal vez por eso vivamos en una sociedad tan agresiva y violenta, más fiel al impulso que a la razón.

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