La puesta en marcha del PGOU, clave para la economía local

Se está generando una situación de incertidumbre que perjudica al promotor y al comprador

Urbanismo

Imagen de una promoción aguileña

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) era objeto de aprobación inicial en octubre de 2006. Más de un año después, desde el Consistorio no barajan una fecha para que este instrumento urbanístico reciba el visto bueno definitivo, una vez se está resolviendo el millar de alegaciones presentadas.

La situación actual de irregularidad urbanística está generando una manifiesta incertidumbre, directa e indirecta, entre el empresariado local; sobre todo entre promotores y arquitectos que, por otra parte, se enfrentan a unos meses de corrección en el sector de la construcción, aunque en ningún momento cabe hablar de crisis.

Desde este rotativo se ha recogido la opinión de diversos empresarios, quienes ven “imprescindible” la aprobación de esta herramienta que se está “demorando” en exceso, generando “dudas en cuanto a la legitimidad urbanística, al darse de forma paralela las limitaciones de la antigua normativa con las del nuevo PGOU”.

En este sentido, cabe destacar que dicha incertidumbre se acrecenta en relación a la disponibilidad de plazas de aparcamiento, las cuales se exigen con arreglo a las determinaciones del nuevo PGOU, que obliga a los promotores a construir garajes en aquellas edificaciones a partir de cinco viviendas. En este punto, la normativa vigente contempla que “no será obligatoria la previsión de aparcamientos en solares de superficie inferior a 300 m2., o en los que no sea inscribible un círculo de 25 metros de diámetro”. Dicha legislación ha dado lugar a que las principales vías del casco urbano se vean afectadas por la creación de edificaciones carentes de plazas de aparcamientos, generando problemas circulatorios en puntuales fechas del año.

En la misma línea, otro aspecto que habría que mencionar es que con el nuevo PGOU se contempla la posibilidad de áticos en los edificios entre medianerías.

En resumen, se podría hablar de que los cambios introducidos en el nuevo plan no se pueden considerar en un proyecto hasta que el mencionado plan no esté aprobado; de esta manera, el empresariado se enfrenta a la vez con los inconvenientes de los dos planeamientos mencionados, el vigente y el que está a la espera de ser aprobado.

Obstáculos para los desarrollos

Que el nuevo PGOU es una herramienta necesaria para la economía local es un dato con el que coincide el 100% del empresariado de este sector en Águilas. Actualmente, esta “laguna urbanística” merma gravemente la rentabilidad de cualquier promoción que se emprenda, afectando principalmente a los nuevos desarrollos de expansión natural del caso urbano. Asimismo, esta situación tampoco redunda en ningún beneficio para el comprador, sino más bien al contrario, ya que la rentabilidad del promotor se basa en tener claro lo que se puede hacer, adecuando el proyecto.

En resumen, el bloqueo del PGOU no hace sino que generar obstáculos -eso sí, de manera artificial- que no ayudan al desarrollo de este sector, actual motor de la economía local.

En resumen, la aprobación definitiva del PGOU no se debería de retrasar, o, en su defecto, habría que buscar alguna determinación, aprobando de manera temporal algunos de sus puntos.

Una simple corrección en el sector, regocijo para el que ignora

Apenas un ademán de saludo a este recién llegado mes de noviembre ha bastado para atisbar como media docena de inmobiliarias colocan carteles de “se vende”; esta vez, el PVC no está en el balcón de un apartamento en la playa de vaya usted a saber, sino en su propia fachada, a modo de esquela, cuan Poncio Pilato: Jesús Nazarenus Rex Iudaeoru.

Y hete aquí, que muchos retractores del ladrillo por sistema, muestran una sonrisa ante esta manifiesta desaceleración en el sector, desde su sueldo fijo, también de sistema. Incluso, se jactan, en un ejercicio rapeliano de que la caída de la inmobiliaria valenciana Llanera es un aviso sobre el fin del boom del ladrillo, que bien podría llevarse por delante a un buen número de empresas.

Supongo mejor dicho, afirmo- que no son conscientes, desde su denotada ignorancia, de los miles de puestos de trabajo directos e indirectos que genera este sector en la comarca del Guadalentín; dicho de otra manera, del parón inducido que bien podría conllevar una menor actividad en otros subsectores. Claro está, no voy a abdicar de alguna que otra bacanal especulativa, como tampoco de la aceleración económica proporcional, precursora de un manifiesto aumento del consumo y de una saneada economía.

Podemos hacer dos lecturas. Primeramente, hay que tener claro que la desaceleración de la construcción es un hecho, a nivel nacional de 900.000 viviendas en 2006 se pasará a 550.000 en 2008, según reconoce el Gobierno. Pero, una corrección en el sector es sólo un mal menor ante el que hacer un guiño. Habrá que esperar unos tres meses para la oferta se adecue a una demanda real, después de que las decisiones de compra se hayan tomado un respiro, ante una falsa expectativa de que el precio de los inmuebles baje o las condiciones de acceso al crédito mejoren de manera significativa.

Por otra parte, también podemos hacer otra, incluso positiva: el cierre de las promotoras e inmobiliarias «oportunistas» , no profesionales y especulativas nacidas al calor de los años del dinero fácil.

Decía que habría que esperar unos tres meses, tal vez seis para que se instaure la normalidad en el mercado inmobiliario, y a la postre en el de crédito. De lo contrario, se dará un pin ball que generará incertidumbre en las economías más débiles y, a medio plazo, en las entidades bancarias. En paralelo, se podría acrecentar una crisis en la cadena comercial, con problemas de financiación y un repunte de la morosidad.

Lo más probable es que este escenario no se de y, como comentaba anteriormente, sólo es una corrección en el sector, un motivo para los asalariados que gustan de regocijarse de los males ajenos… en fin y como dijo Amos Bronson, “la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia”.

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