Lorenzo Hernández Abolio
Por Juan Hernández Calvo Hijo, nieto, sobrino y hermano de ferroviarios. Su familia proviene de Albacete; un tío de su abuelo que le apodaban “el Regalao” fue el primer miembro familiar en venir a trabajar a Águilas y empezó en la construcción del ferrocarril de nuestro pueblo el 1 de octubre de 1887. Después vino su padre, Francisco Hernández Cortés, que fue maquinista, y luego los tres hijos, nacidos en Águilas, siguieron la saga: Paco, Lorenzo y Rafael Hernández Abolio. Los cuatro han conducido la máquina que está instalada en la plaza de Isaac Peral, como monumento al ferrocarril. Antes su tío Jacobo fu contramaestre de los talleres, durante muchos años.
Esta máquina es de tipo 1”Mogul “, 1-3-0, LBA S /1-25. Fue construida en 1889, por Neilson, Glasgow (Escocia). Traída en barco al puerto de Águilas, el 30 de septiembre de 1889, y montada en los talleres que la compañía tenía en la localidad. Desarrollaba una velocidad máxima d 85 km. /h. Empezó a prestar servicio el 1 /Abril de 1890, en el ramal de Empalme (Almendrucos)- Águilas y Remolcaba trenes de viajeros y mercancías (mármol, esparto, y tomates) y sobre todo mineral de hierro, de la sierra de Filabres, en unos vagones “Yanquis”, (Origen americano de los vagones), al embarcadero del Hornillo de Águilas se hacían un Máximo de 7 trenes diarios de 12 vagones con 600 toneladas. En el verano, el 10 de Agosto de 1969, la locomotora fue colocada en un pedestal. Como anécdota el primer maquinista fue Vicente Jesús Soto, y el último Bartolomé Abellán Fernández, con José Hurtado Salas como fogonero.
El 15 de noviembre de 1967 se cierra el depósito de tracción vapor de Águilas; los maquinistas y fogoneros tuvieron que marcharse de nuestra localidad, entre otros sus hermanos Paco y Rafael o bien hacer otra labor en los talleres.
Cuenta Lorenzo que la vida de un maquinista era muy dura y sobre todo la del fogonero, en las máquinas de carbón (máquina de vapor) por el calor que despedía, especialmente en verano, y en invierno por el frío, ya que la máquina no tenía puertas. El maquinista y el fogonero salían de Águilas a las 12 de la noche, dejaban los vagones y con la misma máquina traían otros; cada pareja tenía asignada una máquina y regresaban por la tarde. Cuando se iba a dar la doble o la triple a Baza pasaba el turno de 6 días, que era la normalidad, a 12 días de estar fuera de casa cuando ocurría cualquier adversidad.
Lorenzo ingresa con 18 años en la escuela militar de Atocha en Madrid, estando un año y fue destinado a Albacete de fogonero y un año después a Murcia; al año siguiente a Sevilla de maquinista y allí termina los cuatro años de periodo militar. Se licencia con la categoría de sargento militar. Una vez licenciado en 1950 es trasladado a Águilas como fogonero autorizado, es decir, que podía conducir trenes, estando así 15 años. Después pasa a ser maquinista, teniendo como compañero de fogonero a Martin Ibáñez Ronda, gran profesional y amigo.
En 1661 pasa a los talleres de Renfe. En esa época eran unos 500 empleados, entre el embarcadero del Hornillo, depósito, talleres y circulación. En 1987 asciende a la categoría de sargento militar, jubilándose a los 60 años en 1987.
Como anécdotas me cuenta Lorenzo que en algunos viajes, especialmente a Baza, tenía que quitar nieve durante varios días con palas para poder pasar el tren y a veces traer unas máquinas especiales para quitar la nieve, pasando mucho frío, ya que en esa época había poco dinero para ropa; en Caniles tuvieron que ser socorridos por congelación en la cara, afortunadamente luego todo se quedó en un susto.
Recuerda que cobraba al principio de estar en la Renfe en águilas unas 12 pesetas diarias.
Dice sentir un cariño especial por toda la familia ferroviaria, especialmente de Águilas, la cual ha sido un referente en España por la importancia que tuvieron los talleres de nuestra localidad y está muy orgulloso de sus hermanos, los dos maquinistas, Paco Y Rafael.
Lorenzo ha estado toda la vida ligado al futbol del Águilas, como presidente de este Club en la temporada 1966/67; y como delegado muchísimos años. Todos los seguidores del Águilas nos acordamos de él, pues ha sido una institución. En los Juveniles también ha estado varios años como presidente, y con gran satisfacción nos dice que le otorgaron a este equipo juvenil el trofeo al juego limpio por no recibir ninguna tarjeta durante toda la temporada. Nos explica también tener la suerte de contar entre sus logros con la insignia de oro y otra de plata del Águilas. Además fue en encargado de hacer el saque de honor cuando vino a jugar su Atlético de Madrid a Águilas.
Como le gustaba tanto el futbol cuando estaba en Madrid en el periodo militar les daban un chusco cada día y entre dos se comían uno y el otro lo vendían; cuando reunían para la entrada del partido con otro compañero acudían al estadio pero eso sí, el regreso lo tenían que hacer andando unos 12 km y sin cenar. En esa época dice que ver a al Atlético de Madrid era una auténtica gozada.
Ha sido Concejal de festejos, plaza y mercado del Ayuntamiento de Águilas en diferentes etapas en los años 70.
Decir que Lorenzo ha sido una persona entregada a todo lo que ha formado parte de su vida: la familia, los amigos, el ferrocarril, el fútbol… y a Águilas.
Gracias a todas aquellas personas que como Lorenzo han contribuido en la vida del ferrocarril, a las personas que han venido a disfrutar de nuestra ciudad en este medio de transporte a lo largo de estos 120 años, haciendo una ciudad más grande e importante y del ferrocarril, un referente en España.
Agradecer a Ángel Menchón Campoy y a la Oficina de Turismo la información relacionada con el ferrocarril.