“Hoy, 37 años más tarde, considero que la decisión que se tomó fue un acierto ”

José María Guillén fue durante siete años el alcalde de Águilas. Entre 1972 y 1979 -en la última etapa del Régimen anterior- este aguileño pudo cambiar el futuro de nuestra localidad con una sola decisión. Acostumbrado por su profesión -Juez de Paz- a escuchar por igual a las partes implicadas en un proceso, Guillén fue un visionario que dijo que no a la instalación de una Central Nuclear en Águilas tras escuchar a su pueblo.
Debido a los recientes y terribles acontecimientos que han tenido lugar en Fukushima, La Actualidad ha querido hablar con José María Guillén para rememorar los días en los que Águilas decidió decir que no a una Central Nuclear.

Pregunta.- Usted fue alcalde de Águilas desde 1972 a 1979. Durante ese periodo de tiempo se le solicitó la instalación de una Central Nuclear en la localidad. ¿Cómo se pusieron en contacto con usted?
Respuesta.- Efectivamente, en 1973, siendo yo alcalde de Águilas, me encontraba en la puerta del Ayuntamiento cuando fui abordado por unos señores que se identificaron como representantes de “Hidroeléctrica Española”. Me solicitaban una audiencia para presentarme un proyecto que, según ellos, supondría una importante fuente de ingresos para la localidad y que supondría la creación de numerosos puestos de trabajo.
Días más tarde me presentaron el proyecto en alcaldía; Un proyecto repleto de fotos y películas en las que aparecían verdes prados y Centrales nucleares establecidas a orillas del mar, todo muy idílico.

P.- Cuando los aguileños se enteraron de la propuesta, ¿cuáles fueron sus reacciones?
R.- La noticia corrió por Águilas como la pólvora. Muchos ciudadanos se pusieron en contacto conmigo aquellos días, sobretodo para solicitarme puestos de trabajo en la central.
Pero pasados los días de euforia empezaron a aparecer aguileños que consideraban que dicha instalación les podría afectar negativamente: ecologistas, pescadores, agricultores…
Así que hubo reacciones muy dispares en torno a la noticia.

P.- ¿Y qué hace en ese momento un alcalde, que además, a juzgar por el año del que hablamos, ostenta una gran autoridad?
R.- Pues ante la difícil situación, decidí ponerme en contacto con los Organismos competentes. Solicité respuestas de las Universidades de Madrid y Barcelona, también de personas ilustres de Águilas y de alcaldes que tuvieran una Central Nuclear en su población.
En general las respuestas de todos fueron eclécticas o tibias, se limitaban a hablarme de las ventajas e inconvenientes de ubicar una Central Nuclear en Águilas.
Un día antes del Pleno, llamé por teléfono al Señor Gobernador, sus palabras fueron contundentes y nunca las olvidaré: “Es el peso de la Púrpura”. Teniendo en cuenta que estábamos en Dictadura tal afirmación tenía un peso específico.

P.- Además de alcalde era usted aguileño, supongo que toda esta situación no hubo de ser muy fácil.
R.- Quizás por haber sido Juez Comarcal y de Paz, y por ello estar acostumbrado a realizar juicios y actos de conciliación, estaba muy acostumbrado a saber escuchar a las partes implicadas por igual, esta ha sido siempre mi norma.
Así que se convocó un Pleno donde 13 fueron los votos en contra, sin abstenciones ni votos a favor. Y esto fue así porque pensamos en Águilas, en los pescadores, los agricultores, en el turismo y sobre todo en futuras adversidades o emergencias que pudieran derivar de un accidente.

P.- Ahora, cuando mira atrás y recuerda la decisión que tomó, ¿Qué siente?
R.- Tras ese Pleno las felicitaciones por la decisión tomada fueron numerosas. Y a día de hoy, 37 años más tarde y valorando hechos como lo acaecido en Chernobil hace 25 años, o el reciente y terrible accidente de Fukushima, teniendo en cuenta que Centrales Nucleares españolas como la de Moral del Sayazo o Lemóniz cerraron sus puertas, puedo decir que me siento orgulloso de haber tomado aquella decisión y la considero un acierto. La decisión no fue política, no me vi presionado por nadie, fue una decisión meditada y asumida tras escuchar atentamente los pros y los contras.