Sábado noche

A los aguileños, como buenos españoles, no suelen definir como gente simpática, amable, abiertos y sobre todo fiesteros, sobre todo en esta zona del sur.

Se acerca el fin de semana, y como todas las jóvenes hacemos, comenzamos a pensar que nos vamos a poner el próximo sábado. Si no existen muchas opciones en el armario, pasamos directamente a dar una vuelta por las tiendas aguileñas, para comprarnos algún trapillo, que al final terminan siendo unos cuantos. Por fin, llega el sábado, sales del trabajo y te diriges entusiasmada a tu casa para arreglarte, porque has quedado con tus amigas. Primero una buena cena y seguidamente la primera copa tranquila. Ya te vas animando conforme pasa la noche, y te diriges a los pub del centro a bailar un rato con tus amigas.

Cuando mejor te lo estás pasando, apagan la música porque ya se han hecho las cuatro de la mañana, perfecto, pero respetable por los vecinos de la zona -que no será poco lo que tienen que aguantar-. Seguidamente, le comentas a tus amigas, ¡chicas nos vamos a la discoteca!, a no perdón, que Águilas un pueblo con más de 35.000 habitantes, no tiene una simple discoteca en la que los jóvenes podamos disfrutar de la noche aguileña.

Al fin de semana siguiente te apetece irte de fiesta, bailar, beber (siempre moderadamente) y reirte con tus colegas. Pues bien, sin más opción, para poder hacer esto la mejor decisión es salir de tu pueblo, y dirigerte hacia la noche lorquina, o al pequeño pueblo de Mojácar, que con muchísimos menos habitantes que Águilas tiene un amplia oferta en ocio y tiempo libre.

Creo que Águilas y sobre todo los jóvenes que viven en el pueblo se merecen un sitio en condiciones para divertirse y que esta situación no sólo sea durante los dos meses de verano, nos gusta divertirnos, como en todas partes sucede, a lo largo de los doce meses del año.