Continúa la alarma en Águilas por timos en las revisiones de Gas Butano

Aumenta el número de denuncias por supuestos engaños en las revisiones del gas butano en Águilas. Esta ola de “timos” se viene dando desde hace meses y numerosas familias han sido víctimas de abusos por parte de instaladores que se hacen pasar por trabajadores de Repsol Butano sin serlo.

Una de las personas estafadas, cuenta que “se presentaron dos supuestos revisores en el portal del edificio dejando una nota con un teléfono, que nunca contestaron. Pasado poco tiempo volvieron a mi domicilio para llevar a cabo la dichosa revisión. En la inspección, me cambiaron gomas en la caldera que aún no estaban caducadas”. A otra de las familias afectadas le “sustituyeron el regulador de seguridad sin necesidad alguna”. Por estos sencillos trabajos, los timadores cobraron entre 70 y 150 euros.
Son muchas las personas que se han quejado de hechos similares, lo que ha disparado la voz de alarma sobre estos supuestos engaños, que implican además una suplantación de identidad al hacerse pasar por instaladores de otra compañía.
Para no caer en este tipo de engaños, los consumidores deben tener en cuenta que las revisiones legales por parte de las empresas autorizadas suelen avisar con bastante tiempo de antelación, por lo menos cinco días, pudiendo prorrogar dos días más; además, su precio ronda entre los 40 ó 60 euros. Si estas dos premisas no se cumplen, el usuario debe de sospechar que está sufriendo una estafa.
En caso de que usted haya sido víctima de estos timos, se recomienda denunciar en la Oficina de Atención al Consumidor o ante la Guardia Civil.

Los mayores, los más timados

Los estafadores suelen elegir a personas mayores. Este es el caso de varias personas, entre las que se encuentra Maruja N. G., de 70 años, que cuenta que se encontraba sola en casa y cuando llegó el marido el operario ya tenía la factura escrita. «Mi marido sospechó que era un timo porque no teníamos que pasar la revisión hasta 2010. El técnico incluso pareció molestarse ante la insistencia de mi marido, y empezó a confundirnos hablándonos del seguro y de que todo era correcto. Cuando le pagamos, se marchó». La factura ascendió a 98,35 euros.

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