¿De dónde vienen el nombre de San Juan de los Terreros?
Un artículo de Miguel Carlos García Navarro
Es bien conocida la probable procedencia del origen del nombre de Pulpí, siendo una de las manifestaciones de la palabra latina populetum “lugar poblado de álamos”, que proviene a su vez de Populus (nombre científico como se conoce a la familia de los álamos y chopos), que deformada posteriormente por los mozárabes se transformó en el actual Pulpí, de modo similar a los nombres de otros municipios como: Polop, Polopos o Poboleda.
Antiguamente, el litoral de Pulpí era conocido hasta el siglo XVII como La Marina de Jaravía porque en toda su Costa, no existían ni edificaciones ni pobladores ya que sufrían los temidos saqueos y secuestros de los piratas norteafricanos, por lo que durante el Reinado de Felipe II se decidió en 1.519 la construcción de una torre, estableciéndola en el emplazamiento conocido como los Terreros Blancos.
Posteriormente, a comienzos del reinado de Carlos III dicha torre renacentista sería demolida para construir entre 1.759 y 1.764 una nueva Batería defensiva barroca en la misma ubicación, denominándose a este nuevo edificio Castillo de San Juan de los Terreros, en sustitución de la antigua atalaya militar como parte del Plan de reforzamiento de las fortalezas del litoral y extremo oriental del antiguo Reino de Granada.
La denominación del lugar como “los Terreros blancos” era fácilmente de entender pues navegando, se aprecia de forma singular el color claro y amarillento característico de los acantilados y paredes de arenisca fósil cuaternaria llamadas “calcarenitas”, que es particularmente blanquecino en los Acantilados de Honduras y en las paredes de la Cala del Invencible.
Aunque también son conocidos como Terreros a las habitaciones trogloditas excavadas en dichas paredes de arenisca, destacando por su excepcional belleza paisajística los todavía existentes en la Cala los Cocedores. Estas oquedades excavadas por sus habitantes, debieron utilizarse durante siglos para el refugio y almacenaje de los aperos de esparteros, barrilleros, salineros y pescadores que faenaban en la costa o en la almadraba de esta pedanía pulpileña, aunque también existen en la vecina Águilas (La Carolina y Cala Reona) y Cuevas del Almanzora (Pozo del Esparto).
En especial, la panorámica de este tipo de construcciones, debió ser espectacular en los acantilados y “cabezos” esculpidos en la arenisca que rodeando a los distintas calas repletas de terreros y escavados a distintos niveles, siendo de especial belleza los del “Rincón de los nidos y el Pichirichi” donde existían numerosos, antes de la construcción de las casas-cueva que hoy podemos observar.
Por otro lado, es sabido que durante el siglo XVIII La Iglesia, y particularmente el Obispado de Almería influía directamente en la denominación de los Castillos de la Costa dándole el nombre de algún personaje evangélico, siendo muy posible que el de Terreros fuera en honor a San Juan Evangelista o San Juan Bautista.
El motivo principal era que la autoridad del clero era tan manifiesta que en los destacamentos donde había varios soldados, debían haber una pequeña ermita con una advocación ya fuera a Nuestro Señor, a la Virgen o a un Santo, como es el caso de Jesús Nazareno en Garrucha, Santa Ana en Roquetas de Mar, San Ramón en Rodalquilar o San Andrés en Carboneras.
La cuestión a resolver es ¡Quién fue el padrino que bautizó a Terreros con el nombre de San Juan! Y si guarda relación directa con el Castillo de San Juan de las Águilas, de similar advocación aunque más antiguo en su construcción al de Terreros y que podemos disfrutar tras su magnífica reconstrucción en la vecina ciudad de Águilas.
A día de hoy, es muy difícil aseverar cuándo y quién “apadrinó” a Terreros con el nombre de San Juan y olvidándose así del topónimo “los Terreros blancos”. Resulta casi imposible averiguar el autor incluso investigando en los distintos archivos históricos que existen, aun así, esperemos que algún valiente historiador nos alumbre con su autoría.