La mala suerte azota al Águilas

La mala suerte parece haberse cebado contra el Águilas C.F, que tras la derrota de la última jornada ya acumula tres fracasos consecutivos, lo que está comprometiendo muy seriamente al equipo. El gol que le marcó el Mérida ha sentado como un mazazo al equipo blanquiazul. Su entrenador, Tino Luis Cabrera, declaró minutos más tarde de disputarse el encuentro que “daba el punto por bueno”, aunque confesaba que “el fútbol ha sido injusto con el Aguilas”.

“Nos ha faltado remate, hemos tenido la posesión y sesenta centros más que el Mérida”, reconocía finalmente. Y así fue. El domingo en el estadio Romano se vio un Águilas atrevido, entregado, pero que se dio de bruces contra una defensa cual muro infranqueable, al que dificilmente pudo despistar.

foto-partidoY, aunque la tónica a lo largo de los 90 minutos de juego fue un claro dominio por parte de los hombres de Tino Cabrera, el equipo rival supo encontrar un hueco y llevarse la victoria. Era el minuto 93, el reparto de puntos ya se vislumbraba al final del partido, cuando el delantero emeritense Ismael agarró un balón en la media luna del área, sorteó a un par de defensas y al portero José José. Cuando estuvo a punto de rematar la jugada, vino Sabino para fusilar a puerta vacía por la escuadra.

Fue injusto sí. Sobre todo teniendo en cuenta que habían sido los aguileños los que habían llevado la iniciativa gran parte del juego y que un tonto despiste hizo que los puntos se quedasen en casa del contrincante.

A partir de ese momento las aproximaciones de los aguileños hacia el área contraria se sucedieron hasta el pitido final, pero no se encontró una oportunidad clara. Igual sucedió en la primera parte, cuando Teo remató con un cabezado en el segundo palo y el emeritense Jesús tuvo que despejar el balón, que rozó la línea blanca; o cuando el centrocampista David Franch, a escasos metros de la portería, disparaba a la escuadra que acabó tocando el palo.

Fue, en definitiva, una de esas tardes para olvidar, en la que a la mala fortuna se sumó el desacierto a pesar de que todo apuntaba que esta vez sí serían los aguileños los que acabarían llevándose el gato al agua. Pero así es la vida: unas veces se gana y otras se pierde. Y en esta como en otras, el Águilas volvió a quedarse con la miel en los labios.

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