Con acento

El capullo deshojado

En estos días el viento ha soplado con fuerza, trayendo sobre la localidad, lluvias, granizo y polémica. Lo más sorprendente es que la más perjudicada ha sido la rosa colorá y sus dirigentes. Cualquier votante del PSOE, como el que suscribe, no da crédito a esta extraña confluencia de circunstancias adversas. Si fuera supersticioso me plantearía si los gaviotos han contratado a alguna bruja para echarnos mal de ojo. Sortilegios a un lado, lo que sin lugar a dudas debería de haber sido un golpe mortal para el Partido Popular aguileño ha dado un giro de boomerang asesino y nos ha dado un batacazo en toda la cabeza. ¿El por qué? No lo sé.
Hace unas semanas nos regocijábamos porque el supuesto pelotazo de las Zerricheras, con sus goles futboleros y sus publicaciones fareras, saltaba a la palestra y aquellos comentarios que todos hacíamos tomando café con los compañeros, se daban a conocer a nivel regional. El Partido desde Murcia se había decidido a denunciar los trejemanejes de los políticos del PP en esta zona protegida de Águilas. Incluso el pobre de José López fue sacrificado en holocausto de expiación por los pecados de sus superiores. Sin embargo, el viento cambió de dirección por un giro del destino, ¿o tal vez no?.

El olor de la traición se hizo más que evidente cuando los crucificados en las televisiones, radios y periódicos no fueron los especuladores que estaban enriqueciéndose a costa de vender a cachos el pueblo, sino cuatro concejales socialistas que cometieron el grave pecado de no asistir a un Pleno. De nuevo se vuelve a hablar en el café entre los amigos de las puñaladas traperas de ciertos compañeros y de las diferentes formas de hacerle la cama al Secretario General del PSOE aguileño sin que el pobre se entere de nada. Y me da pena, mucha pena, porque el que más pierde es el ciudadano, que se encuentra perdido en este mare mágnum de disputas internas y vuelve los ojos hacia los especuladores, que han salido de rositas en este entuerto.

Mientras el Judas deshoja el capullo moribundo de su Partido, al que ha demostrado no querer ni respetar, los gaviotos se frotan las manos, sobrevolando los tejados de los aguileños, que ignoran que estos pájaros por donde van la cagan. Y el traidor, embriagado de su estrategia contra sus compañeros, no se da cuenta de que al único que ha vendido es a aquel que le podía salvar, sepultándose con él en el olvido político. Sólo le queda coger una buena cuerda, buscar un árbol (preferiblemente en una zona protegida, que da más morbo) y quitarse de en medio, no literalmente, pero sí del panorama público.

Y como la mayoría sufrimos de mala memoria y el tiempo todo lo cura, el viento se llevará las lluvias, el granizo y la polémica a otros lugares y el sol volverá a cegar a los votantes, que decepcionados por las artimañas del traidor, nos condenarán a otros cuatro años más de lo mismo. Águilas será descuartizada por las aves de rapiña, sin que quede en la despensa una mata de tomate, ni una lechuga. Perdonen que sea tan negativo, pero en estos días la rosa se deshoja ante mí, que impotente recojo los pétalos ajados de un futuro que pudo ser.

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