Alemania for ever

Hay que ver la envidia, más o menos sana, que a veces nos da a los españoles cuando en otros países son capaces de resolver problemas que a nosotros se nos atrancan.

Hay varios temas que aquí nos frenan el salir adelante y que en otros lugares cercanos los resuelven, casi como si nada. Resulta que hay cosas, como por ejemplo el trabajo en equipo, son admirables y deseables para nosotros, que no parece que seamos los más indicados para realizarlo bien y con alegría. El carácter latino, el del sur de Europa, tiene otras características positivas, pero entre ellas no figura la del trabajo en equipo, la de la colaboración para sacar adelante un proyecto de gran nivel o un trabajo de importancia menor.

Italianos, portugueses, griegos y españoles podemos desarrollar una gran capacidad de trabajo individual, de creatividad y de resolver problemas sin necesidad de pedir ayuda.

Pero cuando se plantean problemas de un nivel tal que una sola persona no puede sacarlo adelante nos cuesta más pedir colaboración y una vez que la tenemos, trabajar codo con codo como lo hacen en otros lugares se nos hace un mundo. No tenemos la disciplina necesaria para admitir que algún otro puede tener una idea mejor, llevarla adelante y trabajar ambos en el mismo sentido, sin poner trabas ni frenar el buen resultado del proyecto.

Un ejemplo: dos partidos mayoritarios, que representan a la inmensa mayoría de los ciudadanos se ponen de acuerdo en trabajar juntos por el proyecto común que se llama…… no, no es España. Es Alemania donde han sido capaces de acordar trabajar conjuntamente para sacar a su país de un pequeño agujero en el que se metieron en 1989 cuando integraron a la otra Alemania (un agujero que no les ha impedido seguir siendo la Europa rica).

Una vez que los ciudadanos deciden, como pasa en España, que los dos partidos son válidos pero optan, como en España, en dar su confianza a uno de los dos para sacar adelante al país, porque el fin último de ambos partidos principales es el mismo, como en España, pero los medios son diferentes, como en España, pues ellos van y acuerdan trabajar exactamente como les han encargado los ciudadanos: trabajar en colaboración, afinando y puliendo los medios pero manteniendo el mismo fin.

Esta última parte ya no es como en España, faltaría más. Aquí hemos hecho la mayor parte del proceso, pero ya sabíamos que los dos partidos, que nos representan al 90 % , no tendrían la ocurrencia de trabajar juntos. Eso nos diferencia (Spain is different): que los partidos importantes son capaces de gobernar con micropartidos de chichinabo que representan una mínima parte de la población, de trabajar a trancas y barrancas con ellos, de chapucear antes de afrontar los problemas como los españoles desearíamos. Y encima dejan que los enanos les puteen un día sí otro también. Ya pasó en el PSOE antes, en el PP después, y ahora, la tercera vez en la misma piedra. Parece vicio, leche.

Que afronten cuestiones como la de la educación, como lo de los inmigrantes, como la defensa nacional, como la relación con el resto del mundo, como la política sanitaria, no podemos esperarlo. Es una pena, pero quizá alguien se pueda poner a mirar para el norte y fijarse en Alemania, y quedarse con la copla, que no debe ser tan difícil.
Es tontería, no lo esperéis.

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