El historiador Manuel Muñoz Clares y el arqueólogo Andrés Martínez Rodríguez, cronistas oficiales de Lorca

El acto institucional se llevaba a cabo este viernes en la antigua colegial de San Patricio

 

La distinción es un reconocimiento a sus acreditadas y extensas labores de estudio, investigación, divulgación del patrimonio y aspectos históricos, y su compromiso continuado con la preservación y proyección de la memoria colectiva de la ciudad

 

Fulgencio Gil Jódar, alcalde: “Este acto es un homenaje a cronistas antiguos, modernos y contemporáneos, cuyos trabajos literarios contribuyeron a valorar, exaltar, difundir y promover el conocimiento de la historia, costumbres, tradiciones y singularidades de nuestra Lorca”

 

En la que “siempre será para los lorquinos colegial de San Patricio”, se celebraba este viernes el acto solemne de Honores y Distinciones de la Ciudad de Lorca. Acto institucional de nombramiento de Cronista Oficial de Lorca. Así iniciaba el alcalde, Fulgencio Gil Jódar, su intervención tras oficializarse el acuerdo de Pleno del pasado día 26 de noviembre por el que se nombraba Cronista Oficial de Lorca al historiador Manuel Muñoz Clares y al arqueólogo Andrés Martínez Rodríguez.

 

Se escogía el templo de San Patricio, el más importante de los edificios religiosos de Lorca, que antes fue iglesia de San Jorge, por la cercanía de los cronistas con el monumento. El alcalde hacía referencia a que las obras de restauración tras los terremotos de mayo de 2011 permitieron descubrir los restos de la primitiva iglesia y de la muralla medieval de la ciudad. “Se confirmaba así que en las entrañas del templo en recuerdo de la Batalla de Los Alporchones estaba la iglesia de San Jorge, como apuntaba en su libro ‘Historia de Lorca’, Cánovas Cobeño, el primero que habló con cierta extensión de la vieja iglesia”.

 

Y destacaba que “Manuel Muñoz Clares y Andrés Martínez Rodríguez siguieron las obras con interés, supervisando las excavaciones y hallazgos que confirmaron que los restos del primer abad de la colegiata, Sebastián Clavijo, estaba en la cripta del altar mayor”. Vestigios, aportaba, que dejaban entrever una lápida sepulcral en latín tras la mesa del altar, rematada por un blasón, que aludía a la presencia del cuerpo en el lugar.

 

El terremoto, señalaba, comprometió los tres conceptos básicos que Vitrubio, arquitecto de Julio César, utilizaba para definir la arquitectura: Firmitas, Utilitas y Venustas (firmeza, utilidad y belleza). “La mayor manifestación de entereza, valor y profesionalidad nunca antes vivida en la ciudad, logró que la frase de Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote, cobrara vida: “Confía en el tiempo, que suele dar salidas a muchas amargas dificultades’. Y así, nuestra ‘colegiata’ de San Patricio volvió a ser el templo más importante de España bajo la advocación del santo irlandés. Era, por tanto, éste el mejor de los escenarios para la celebración institucional de nombramiento de Cronista Oficial de Lorca a Andrés Martínez Rodríguez y Manuel Muñoz Clares, para quienes ‘lo importante es ser hombres de una calle, de un barrio, de una ciudad’, como decía el escritor murciano Francisco Alemán Sainz, quien fusionaba la narración de situaciones cotidianas con reflexiones filosóficas profundas”.

 

Relataba que “en la, hasta hace bien poco, ciudad ‘dormida’, que invitaba al olvido, con fachadas apeadas y viejos portalones cerrados, que vamos camino a transformar, asistimos al final de la ‘sede vacante’ dejada hace ya cinco años por el último cronista oficial de Lorca, Juan Guirao García”.

 

Y añadía que “aún no se han disipado los ecos de su voz en el Archivo Histórico Municipal al que dio nombre tras su inesperada marcha, una cálida mañana de hace ya cinco veranos. Hombre de fina ironía ocupó como Cronista Oficial de Lorca el espacio que dejó su siempre admirado Joaquín Espín Rael. Y este último, hizo lo propio tras la marcha de José María Campoy García”.

 

Este acto, continuaba, está dedicado ‘In memoriam’ a ellos. “Al primer Cronista Oficial de Lorca, al presbítero José María Campoy García, miembro fundador de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histórica de Toledo de la que poseyó la medalla IX. Y a Joaquín Espín Rael, cuyos artículos y libros siguen siendo una referencia para historiadores y arqueólogos”.

 

Pero, anunciaba, “me van a permitir homenajear a otros que, sin ostentar la distinción de Cronista Oficial de Lorca, así lo hicieron. Entre ellos, Ginés Pérez de Hita, Fray Alonso de Vargas, Ginés Antonio Gálvez Borgoñoz, Pedro Morote Pérrez-Chuecos, Francisco Cánovas Cobeño, Francisco Cáceres Plá y Francisco Escobar Barberán. Para todos ellos, y alguno más, honor y perpetuidad. Homenaje por sus valiosísimos legados, producto de la generosidad y el altruismo de quienes movidos solamente por su espíritu de servicio lo ofrecieron a la comunidad sin contraprestación alguna. Razón de peso para tributar a todos ellos un justo y merecido reconocimiento”.

 

Gil Jódar destacaba que el acto era “un homenaje a cronistas antiguos, modernos y contemporáneos, cuyos trabajos literarios contribuyeron a valorar, exaltar, difundir y promover el conocimiento de la historia, costumbres, tradiciones y singularidades de nuestra Lorca. Y a esa larga factura, se suman esta noche el historiador Manuel Muñoz Clares, y el arqueólogo Andrés Martínez Rodríguez. Ellos serán a partir de ahora quienes escriban la crónica, la narración de los hechos que ocurran”.

 

Hablaba de que los antecedentes de la figura del cronista que representan son relativamente recientes. “El siglo XX puede considerarse como el apogeo del movimiento cronístico municipal. Y entre ellos, un Premio Nobel, Camilo José Cela, que fue cronista de Padrón, su villa natal. Las definiciones que se ha dado de cronista, no está ajenas de cierto romanticismo caduco y más o menos literario. Se les ha calificado de ‘guerrilleros de la cultura’ y ‘robinsones del saber’, o ‘abogados de oficio de la historia’”.

 

Honor y dignidad, señalaba, que les lleva a ocupar un cargo de autoridad. Y acudía al testimonio de Salvador Llopis, cronista oficial de Salamanca quien en el compendio ‘Régimen jurídico del cronista oficial de municipios, provincias y comunidades autónomas’, de Manuel Peláez del Rosal, cronista oficial de Priego de Córdoba y correspondiente de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia de Granada, decía: “La imparcialidad será premisa fundamental, porque misión honrada de todo cronista no es ni el adular, ni dar satisfacciones, sino testimoniar de la mejor forma posible los sucesos de su tiempo, tal y como los vio, tal y como él entendió verlos, tal y como otros acontecimientos por él no vistos, recibió de quienes los vieron puntual noticia”.

 

Defendía la necesidad de la presencia de la figura del Cronista. “En estos tiempos en que nos encontramos es necesaria más que nunca. La Inteligencia Artificial precisa que la nutran de contenidos y datos fidedignos. Las habilidades matemáticas han mejorado considerablemente con la llegada de la IA, pero el manejo de los hechos se ha vuelto más inestable. A veces inventan, un fenómeno que algunos investigadores de IA denominan alucinaciones. En una prueba, los índices de alucinación de los sistemas de IA más recientes alcanzaron el 79 por ciento, como se ponía de manifiesto en un artículo de The New York Times. La vorágine del día a día nos lleva a dejar de lado los archivos y otras fuentes para ‘lanzarnos’ a la rápida búsqueda en internet, que a veces reincide en fallos que se repiten una y otra vez hasta hacerlos ciertos”.

 

Y reclamaba “acudir a las fuentes para informarse, renunciar a la inmediatez. No quedarse con lo que digan algunos, porque puede marcar la diferencia entre un estudio sólido y uno cuestionable. Esa es también la labor del Cronista Oficial, aportar conocimiento al día a día de una ciudad”.

 

Recordaba que en el acto se oficializaba la aprobación en el Pleno del “reconocimiento a las acreditadas y extensas labores de estudio, investigación, divulgación del patrimonio y aspectos históricos, y su compromiso continuado con la preservación y proyección de la memoria colectiva de la ciudad de Manuel Muñoz Clares y Andrés Martínez Rodríguez”.

 

Nombrarlos cronistas oficiales –continuaba- no sólo es un reconocimiento justo a la labor de ambos, “sino también una garantía de que la historia de Lorca seguirá siendo contada con la sensibilidad, el rigor y el amor que exige. Destacar sus acreditadas y extensas labores de estudio, investigación, divulgación del patrimonio y aspectos históricos, y su compromiso continuado con la preservación y proyección de la memoria colectiva de la ciudad”.

 

En la relación que hacía de cronistas que ejercieron de ello, pero no ostentaron el título oficial, “bien podría haber incluido a Manuel Muñoz Barberán, padre de Manuel Muñoz Clares. ‘De casta le viene al galgo’, una frase hecha que cobra protagonismo, porque muy pocos artistas pintaban en la lejanía a Lorca como lo hacía Muñoz Barberán. Y ‘pintó’ la Semana Santa de Lorca, enriqueciendo el patrimonio del bordado en oro y sedas”, continuaba.

 

“Muy probablemente la herencia de sus ancestros fue clave en la formación de nuestro otro protagonista, Andrés Martínez Rodríguez. Sus padres, profesores, y su bisabuelo, el poeta José Ruiz Noriega, marido de Melchora, soprano, y hermana de Juan Antonio Gómez Navarro, compositor de la Salve a la Virgen de los Dolores”, refería.

 

Y concluía: “A los dos, nuestro agradecimiento por recoger el testigo de José María Campoy García, Joaquín Espín Rael, Juan Guirao García, y muchos otros a los que les debemos el conocimiento de la historia de Lorca”.

 

El joven Lucas Feliz, interpretaba al comienzo varios temas de Pablo Milanés y Joan Manuel Serrat. El acto concluía con un grupo de músicos del Conservatorio de Música Narciso Yepes que interpretaban el Himno de Lorca.

 

 

 

 

 

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