«EL MUNDO SIMBÓLICO DE LOS PESCADORES DE ÁGUILAS”

El libro se puede adquirir en distintos puntos de venta del municipio o dirigiéndose directamente al autor en juanRparra_4@hotmail.com

ENTREVISTA A JUAN RUIZ PARRA, ANTROPÓLOGO Y PROFESOR AGUILEÑO

Este es el título del libro escrito por el antropólogo y profesor aguileño Juan Ruiz Parra. La obra constituye un esfuerzo por sistematizar el conjunto de ideas y conocimientos de orden sobrenatural que los pescadores de la localidad albergan en torno a su oficio. Cuando un barco de pesca suelta amarras y se adentra en el mar, no solo navega con los pertrechos para faenar y una tripulación curtida y experimentada: también atesora en el corazón y en la mente de los marineros las tradiciones, los ritos, las creencias mágicas… que nacieron hace miles de años con las primeras culturas mediterráneas y que, de una manera misteriosa, han llegado a nuestros días. El lector sin duda se asombrará al comprobar que aún es posible escuchar el canto de las sirenas o ser devorado por la temible Bicha del Fraile, oír a la misteriosa poera –ave jamás vista por nadie- anunciando un temporal de levante, ver a un marinero haciéndose cruces porque una bruja le ha desbaratado los pertrechos del barco, escapar de las Tres Marías si se tiene la prudencia suficiente…

¿Cómo surgió la idea de la investigación?
El mar y las tradiciones desde siempre han ejercido en mí un fuerte atractivo, por lo que me sentía muy motivado para llevar a cabo una investigación que abordara ambos campos de conocimiento. Comprobar que en la Región de Murcia no había hecho hasta la fecha ningún trabajo de esta naturaleza, supuso asimismo un gran estímulo.

Más tarde ha pudo convertirse en libro lo que antes solo eran unos bits en el ordenador. De este modo, todas las personas interesadas en este apasionante mundo podrán disfrutar con los resultados.

Por otro lado, la elección de este sector para llevar a cabo un estudio antropológico descansaba en la premisa de que el mecanismo psicológico de creación de ideas de carácter mágico opera intensamente en contextos de estrés emocional. Tenía el convencimiento de que el mar, siempre imprevisible y con fuerzas incontrolables, era un medio propicio para la existencia de este tipo de pensamiento.

¿Qué metodología y técnicas empleó?
Para recabar la información, hice llegar a los centros públicos unas encuestas para que los alumnos colaboraran, aunque fueron fundamentalmente las entrevistas personales a pescadores y familiares las que aportaron el material más importante.

La metodología es de tipo cualitativo, es decir, se excluye totalmente cualquier expresión numérica. La naturaleza de este tipo de material exige una interpretación histórica y de etnología comparativa.

¿Cómo ha ordenado la información obtenida?
Una vez concluido el trabajo de campo –que consiste, básicamente, en el conjunto de acciones encaminadas a conseguir la información buscada- he realizado una clasificación atendiendo a su naturaleza. Así, creé los apartados Relatos maravillosos, Meteorología, El mar y la salud, Acciones y signos propiciatorios de buena y mala suerte, Seres fantásticos del mar…

He encontrado información interesantísima relacionada con el modo en que los pescadores saben el viento que va a soplar –pues confeccionan sus partes meteorológicos sui generis-, episodios protagonizados por monstruos marinos, barcos hundidos poblados de fantasmas…

¿Qué le ha sorprendido más durante la realización del estudio?
Sin duda, la constatación de que hay comportamientos e ideas de tipo mágico o religioso entre los pescadores que provienen de estadios culturales antiquísimos. El hecho es fascinante porque es una certeza que no los han adquirido a través de cualquier sistema de aprendizaje reglado. Solo han podido hacerlos suyos por haberlos oído y observado a otros pescadores en el transcurso de incontables generaciones.

Por este motivo, en el libro discurren paralelamente dos tratamientos diferenciados de la información: en uno de ellos se incluyen las aportaciones de los propios pescadores, y en el otro, a continuación de este y llamado Análisis antropológico, aporto explicaciones sobre esta información desde el punto de vista de la Antropología, estableciendo paralelismos y correlaciones con otras culturas.

Quizá el fenómeno llamado por esta disciplina supervivencia sea el más llamativo. Se trata de una acción que sigue ejecutándose mecánicamente a través del tiempo, casi siempre con sentido olvidado, pero que originariamente tenía una finalidad muy diferente. Por eso se establecen en el estudio dos niveles de procesamiento de la información: el llamado emic, en el que el informante justifica su propio comportamiento aduciendo razones particulares para llevarlo a cabo, y el nivel etic, que consiste en la interpretación que realiza el investigador de esa misma conducta a la luz de los ritos o tradiciones registrados en otras culturas u otras épocas.

¿Podría poner un ejemplo?
Un pescador de mucha edad me refirió una peripecia personal. Hace más de cuarenta años, en medio de un fuerte temporal, pudo salvarse de naufragar ejecutando con sus compañeros una acción determinada. Esta acción consistía en arrojar aceite por la popa para evitar que las olas inundaran el barco. Según me explicó, al quedar en la superficie el aceite aplacaba el embate de la ola. La embarcación tenía 7 u 8 metros de eslora y así recorrieron más de treinta millas hasta llegar a puerto, la distancia que separa Carboneras de Águilas. Al preguntarle que cuánto aceite llevaban, me contestó que no mucho, pues el barco era pequeño. Como es natural esta información me produjo extrañeza, pues la eficacia que podían obtener era más que dudosa.

Más tarde, revisando la bibliografía seleccionada, encontré un hecho sorprendente: antiguamente los navegantes musulmanes -pueblo que como bien sabemos hizo importantes legados a nuestra cultura- para aplacar la cólera de los genios marinos les realizaban ofrendas arrojando también aceite por la borda. Aunque la conexión entre ambas conductas será siempre una mera conjetura, parece más que razonable pensar que lo que en un principio era un comportamiento estrictamente religioso ha llegado secularizado hasta nuestros días.

Otro ejemplo, aunque hay muchos más, es la conocidísima tradición de romper una botella de champán en el casco a la hora de botar un barco. Si el cristal de la botella se rompe y el líquido moja el casco, todo empieza bien porque se interpreta como una buena señal; si no se rompe, a los más supersticiosos este hecho les hace torcer el gesto. Pues bien, quizá nos sorprenda saber que en la Grecia clásica tras la construcción de una nave, y antes de echarla al mar por primera vez, se sacrificaba un toro para embadurnar con su sangre el caso. Con este acto se procuraba transmitir al barco el vigor y la fortaleza del animal.

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