Martín Cegarra Mulero

La experiencia me dice que la existencia de nuestras relaciones entre el corazón y las tendencias afectivas, que se manifiestan a través de las emociones en razón del lazo, próximo y afectivo, que nos une a nuestros familiares y amigos, son el espejismo de las palabras mágicas que abren la compuerta del pasado para reproducir en nuestra mente imágenes, ideas, sensaciones, revelaciones y sentimientos, que nos hacen sentir en presente, aquello que fue real en tiempo pasado.

A estas alturas de la vida no veo ninguna dificultad en creer que en los momentos de reflexión cuando la pena nos agobia, puedan ser los recuerdos, el bálsamo de compensación que relaje el sufrimiento que nos encoge el alma. Es por ello, que al conocer la noticia del reciente fallecimiento de Ana Ortíz Ramirez, esposa de mi buen amigo Martín Cegarra Mulero, trate de recoger en este modesto escrito, mi sentido homenaje a la memoria de nuestra «Anica», y mi total apoyo a mi querido amigo Martín y a sus hijos, que conociendo lo mucho que la amaban, han de hallarse desfallecidos por el trance.
Mis relaciones con Martín vienen de lejos, porque desde niños nos relacionábamos bastante, y además, porque tenemos primos hermanos comunes: un hermano de mi padre se casó con una hermana de su padre. Por lo que he podido observa en mi dilatada vida, me consta que Martín, además de buen esposo y padre ejemplar, es un clásico y eminente aguileño con excelentes dotes y vocación hacia la medicina y la sanidad que desde su temprana edad comenzó a ejercer colaborándo en el entonces Hospital de Caridad a las órdenes del que fuera su director, Dr.D.Pedro Calero Luanco, y en otras intervenciones con médicos como D.José Luis Santamaría, D.Pepe Arcas, D.Manuel Tolosana, D.Clemente García, D.Entique Martínez y otros médicos que solicitaban los servicios y la colaboración del joven Martín, por su entrega y sus dotes profesionales.Su caracter amable y extrovertido no es improvisado, sino el firme reflejo del sentimiento lleno de sensibilidad y de arte profesional que se dan en su persona. Martín es un profesional que ha vivido siempre al servicio de los aguileños más desfavorecidos, sin distinción de clases. Esta manifestación generosa de afectos y virtudes, le ha llevado al entusiasmo colectivo del fascinante mundo de la amistad, que unido a su talento y su elevada personalidad -siempre al servicio de los demás- le convierten en el clásico aguileño socarrón de mirada limpia y abierta sonrisa, que tiene amigos en todas partes.
Como anécdota cúmpleme resaltar la época que coincidimos en la Base Naval de Marina de Cartagena, donde en los años cincuenta, cumplíamos el Servicio Militar buen número de aguileños. Martín estaba destinado en la Enfermería de la Base, y, los días que tenía guardia, los aprovechávamos para reunirnos todos los paisanos en la enfermería a bebernos la leche que sobraba de los enfermos y a comernos las suculentas tortillas que él mismo preparaba, con los ingredientes que le facilitaban los cocineros, que a veces, también se unían a la comilona. Los que conocíamos los días de la reunión -muy de mañana- nos pasábamos por el horno a saludar al -también paisano- Pepe el»tallero», que nos daba dos chuscos a cada uno -que teníamos que colocárnos como polainas entre los calcetines y el pantalón- para salir por la puerta sin que el centinela de guardia se apercibiera de ello. Entre los paisanos que puedo recordar se encontraba Juan el «Garlopa», José Mª el «Belele», Miguel Yufera, Salvador Pacheco, Lorenzo Asensio,Pepe Robles,Blás Amaga, Blas Martínez «El Colorín», el «Gato» –que estaba destinado en la plataforma de la grua Sansón con una pluma de más de veinte metros de altura, encargada de elevar los barcos averiados a los diques de reparación, y un servidor. Parece ser, que el paisano conocido como el «Gato» un día se subió a la pluma y desde lo más alto se lanzó al agua -por una apuesta- que hizo con un oficial chusquero que le había desafiado.
Su talento y sus dotes de excelente comunicador le llevaron a ejercer como alcalde en Fuñana, un pueblo de la provincia de Almería donde fue destinado después de aprobar las oposiciones.Por su amor al pueblo ha participado incluso en la política, y ha llegado a presidir el Centro Municipal de la Tercera Edad de Águilas. Estas y otras de sus muchas cualidades son suficientes, para que Martín Cegarra Mulero, figure en la historia de nuestro pueblo como uno más de los clásicos aguileños.
Desde Alicante para Águilas,a 23 de Marzo de 2015, para mi entrañable amigo Martín, y para mis amigos y paisanos de Águilas.

Juan Fernández López

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